Tu bebé está resfriado
Por: Luz Ma. Hernández
Por fortuna para los bebés y sus mamás, sobre todo cuando son alimentados al pecho, en sus primeras semanas de vida tienen suficientes defensas para protegerse de contagios tan frecuentes como son los resfriados. Sin embargo, de vez en cuando el bebé se resfría después de los cuatro meses y más si es manejado por adultos enfermos, o por contacto con sus hermanos mayores que están resfriados.
¿Qué es el resfriado?
El resfriado común, o catarro, es una infección viral que produce inflamación en la membrana mucosa que reviste las fosas nasales y la garganta, provocando congestión nasal ardor en la garganta y dolor de cabeza.
¿Qué lo causa?
Se han descubierto ya más de 200 virus diferentes que provocan resfriado, así que es muy fácil contraerlo y muy difícil curarlo, aunque generalmente desaparece en unos cuantos días. Por ser viral, no responde a los antibióticos.
Se transmite a través de las gotitas de saliva que se esparcen al toser o estornudar. Por eso es muy importante que no permitas que se acerque a tu bebé ninguna persona con síntomas de resfriado.
¿Cómo saber cuándo un bebé está resfriado?
Generalmente, el resfriado se revela porque el bebé se muestra inquieto, irritable y llora más que de costumbre. Inmediatamente después le empieza a escurrir la naricita y por momentos parece tener dificultades para respirar, sobre todo cuando está mamando o tomando el biberón y la congestión de la nariz le impide respirar.
El niño parece perder el apetito y su sueño se vuelve breve e intranquilo, siempre a causa de la nariz congestionada.
¿Cuándo consultar al pediatra?
El resfriado común no requiere atención médica en un bebé. Debes consultar al pediatra por teléfono, pidiéndole instrucciones básicas para su cuidado, y puedes pedirle que te confirme si está de acuerdo con los cuidados que te recomendamos:
Pero debes llevar al bebé a consulta si:
- Tiene fiebre.
- Se muestra demasiado inquieto y llorón
- Empieza a toser.
- Se lleva la manita a una oreja.
El problema con el resfriado es que puede degenerar en bronquitis (la tos puede ser el primer síntoma de ésta) o en una infección en los oídos del bebé. Sin embargo, con los cuidados adecuados, el resfriado común desaparece en unos días. Recuerda que la mejor prevención contra las infecciones, como el resfriado, es la alimentación al pecho. La leche materna tiene anticuerpos y sustancias protectoras del sistema inmunológico que no se le pueden dar al bebé de ninguna otra forma.
CÓMO CUIDAR A TU BEBÉ RESFRIADO
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- Ten mucha paciencia al alimentarlo, ya sea con biberón o al pecho. Procura retirarlo con frecuencia, para que pueda respirar por la boquita, si tiene la nariz congestionada. Sin embargo, insiste en que siga comiendo.
- Para reducir la congestión, pregunta a su pediatra si puedes usar una jeringa para extraerle la mucosidad o emplear una solución salina. Pero sigue con todo cuidado sus instrucciones en ambos casos.
- Aliméntalo con cantidades más pequeñas de leche, pero con mayor frecuencia. Cuando el bebé empieza a comer de manera normal, o sea, que te pide más leche, significa que lo peor del resfriado ha pasado ya.
- Limpia su naricita con frecuencia, a pesar de que todos los bebés detestan esto. Algunas personas usan cotonetes para limpiarla, pero es más fácil, y menos riesgoso, hacerlo con la punta enrollada de un pañuelo de papel desechable.
- Si tiene fiebre, puedes darle un poco de jarabe calmante que tu pediatra puede recomendarte. No le des nada que familiares o amigas te recomienden sin consultarlo a él.
- No lo saques de la casa durante los primeros tres días del resfriado. Es peligroso exponerlo a cambios bruscos de temperatura cuando está sufriendo una infección activa. Al cuarto día, si no tiene fiebre y hace buen tiempo, puedes sacarlo al aire libre. Un poco de sol y aire fresco le harán bien.
- No lo cubras en exceso. Si el ambiente de la habitación es tibio no necesitará ropa extra o muy gruesa, que sólo lo irritaría y lo haría sudar.
- No temas tomarlo en brazos con frecuencia. Tu cercanía, tu calor, tu voz, tu olor son un gran consuelo para tu bebé. Es lo mejor que puedes ofrecerle para aliviar un malestar que no tiene otro remedio conocido.