Lactancia exitosa en 12 pasos
Por: Lorena Stoopen
Existen pocas cosas tan naturales y benéficas como la lactancia, pero irónicamente, lo que debería de darse de forma tan natural, puede acabar siendo una experiencia complicada. Lo que sabemos o no sabemos, lo que nos dicen los familiares y personal de salud y las cosas que pueden pasarnos, hacen que las mujeres que queremos amamantar nos enfrentemos algunas veces con una serie de sentimientos de angustia, de dolores causados por pezones agrietados o pechos congestionados, de presiones por parte de otras personas y demás cuestiones que pueden acabar por hacernos desistir.
Antes de dar a luz
- Rodéate, en lo posible, de gente que te ayude y no te sabotee (muchas veces sucede, aun con las mejores intenciones).
- No es necesario que prepares tus pezones cepillándolos, tallándolos o frotándolos antes de dar a luz. Sólo los pezones invertidos necesitan preparación.
- El tamaño del pecho, de la areola y el pezón NO determinan el éxito de la lactancia.
- Pon al bebé al pecho tan pronto como sea posible después del parto; es importante para él y para ti, y no hay razón de no hacerlo si ambos están sanos al momento del nacimiento. Platica con tu pediatra en la cita prenatal.
Los primeros días posparto
- No es necesario que limpies tus pezones antes de amamantar, ni tampoco que los laves con jabón cuando te bañas. Estas prácticas, lejos de ayudar, pueden contribuir a la formación de grietas. Puedes aplicar un poco de leche sobre el pezón y la areola después de cada toma y dejarla secar antes de cubrirte. Con esto previenes infecciones y humectas la zona.
- La posición en la que se prende tu bebé es de los puntos más importantes para una lactancia exitosa. Su cara debe de estar completamente de frente a tu pecho y en la posición tradicional debe de estar “panza con panza” contigo. Puedes utilizar otras posiciones, siempre que su carita quede completamente de frente a tu pecho.
- Toda o la mayor parte de la areola debe de estar dentro de la boca del bebé. Es posible que al principio no sea muy hábil y debas ayudarle cada vez a meter el pezón y la areola cuando abra bien grande la boca y si durante la toma se va resbalando, jala su barbilla para ayudarlo a regresar a la posición correcta.
- Para separarlo de ti, mete tu dedo meñique en la comisura de los labios para romper el vacío y no lastimar tu pecho.
- Evita a toda costa que a tu bebé le “complementen” con fórmula en el hospital o más, tarde, en casa. El calostro que tu pecho produce en los días posteriores al parto (aunque quizá no lo veas), es lo único necesario y lo mejor para tu hijo, por más que te digan lo contrario. Darle fórmula no sólo no es necesario, sino que puede perjudicar tu producción de leche y ocasionar confusión de succión.
- Unos días después de dar a luz, quizás entre los cinco y los diez días, vendrá la llamada “bajada de la leche”, que es cuando tu pecho empieza a producirla en lugar de calostro o leche de transición. Es posible que tus pechos se sientan congestionados y con “bolas”. No te asustes, es normal, pero manéjalas dándote masaje hacia el pezón y aplicando calor local. Meterse a la regadera con agua bien caliente y aplicar masaje, generalmente ayuda muchísimo. Este tipo de bolas pueden repetirse durante los meses de la lactancia y lo mejor es atenderlas antes de que se conviertan en un problema. Si tienes malestar general y/o fiebre, consulta inmediatamente a tu médico.
- Durante los primeros días (o semanas), puede que tu bebé pase gran parte del día (y de la noche) prendido al pecho. Dale tiempo y ten paciencia, eventualmente entrará en un ritmo de alimentación cada 3 o 4 horas.
- Practica la libre demanda. Un bebé recién nacido puede realmente tener hambre MUY seguido (cada hora u hora y media) y darle pecho es la única forma de establecer una producción de leche suficiente. Recuerda que tu pecho volverá a producir la cantidad que se haya vaciado. Si en lugar de ponerlo al pecho decides darle fórmula por temor a no llenarlo en adelante, realmente no lo llenarás, porque tu pecho nunca supo que tu bebé necesitaba esas onzas extras.
En general…
- Cuídate. Toma mucha agua y come bien. DESCANSA, aprende a amamantar acostada.
- Algunos bebés presentan las llamadas “crisis de crecimiento”. Son días en los que te preguntarás ¿qué pasa? ¿Por qué mi bebé quiere comer TODO el día? Estas crisis son normales, sirven para aumentar la producción de leche y generalmente coinciden con las tres, las seis semanas y los tres meses de edad. Si notas que tu bebé atraviesa por una de estas crisis: relájate, toma mucha agua, come bien y descansa todo lo que puedas junto con tu hijo.
- Si tus pezones están adoloridos, utiliza lanolina hipoalergénica después de cada toma. No necesitas enjuagarla.
- Aprende a amamantar discretamente en público. Ensaya y pídele a tu esposo o a una amiga que te ayuden diciéndote qué tal lo haces. Saber amamantar en cualquier lugar te facilitará increíblemente el proceso.
- Hazte de un buen tira leche y ve haciendo reservas en el congelador. Te serán muy útiles para cuando quieras salir o volver al trabajo. Es buena idea dar a tu bebé una mamila (con tu leche, por supuesto) cerca de los dos meses y volvérsela a dar esporádicamente para que aprenda a comer de la mamila y puedas dejar tranquilamente a tu bebé encargado más adelante.