¿Cómo enfrentarse a una separación con hijos?
Cuando la separación es un hecho y no hay vuelta atrás, tomar los recaudos necesarios para disminuir el efecto de la ruptura marital en los hijos debe ser la prioridad número uno para los padres. Hay que recordar que no hay nadie mejor que los padres para ayudar a sus hijos a transitar la crisis.
Por Raquel Azses
Cuando este proceso comienza, suceden varias cosas al mismo tiempo:
- Por un lado, se produce un efecto emocional para los padres por lo que a ellos mismos les ocurre, que supone una ruptura sentimental, y por el miedo de cómo toda esa situación repercutirá en sus hijos.
- Por otro lado, cuando un niño se entera de que sus papás se separan hay un gran desconcierto y la dificultad que producen los cambios familiares, por lo que podría negarse a admitir que la situación de la familia cambie, tener miedo, sentirse desprotegido, ansiedad por la incertidumbre y sentimientos de culpa.
Es importante que los padres en proceso de separación o divorcio sepan cuáles son las reacciones más comunes de los chicos y cómo actuar.
La manera en que reaccionan y sus sentimientos dependen de diferentes factores: edad, explicaciones recibidas, continuidad de la relación con ambos progenitores, acuerdos o desacuerdos entre los padres, grado de hostilidad entre los mismos, intervención de otros adultos, etcétera.
Entre los 3 y los 5 años:
- Es común que esperen la reconciliación durante varios años.
- Pueden creer que son los responsables por el divorcio y actuar como si hubieran hecho algo malo.
- Pueden desarrollar conductas regresivas como orinarse en la cama, succionar el pulgar, hablar como bebé o portarse mal.
- Pueden tener miedos (a no ver más al padre, a que el otro lo abandone, a que los padres dejen de quererlo, al rechazo).
- Es probable que manifiestan enojo, tristeza, depresión, baja autoestima.
De 6 a 8 años:
- Piensan que sus progenitores se volvieron locos, sienten miedo, angustia y desconcierto; están confundidos, tratando de comprender quiénes son y adónde pertenecen, sienten que sus padres son egoístas y los han traicionado por no haber conservado la familia.
- Los niños se sienten solos, impotentes, profundamente tristes, pero también con rabia y enojo.
- A menudo están tristes, distantes y esquivos aunque les vaya bien en la escuela. Los síntomas incluyen mal humor, enojo y peleas. Habitualmente estos síntomas no son considerados una evidencia de depresión pero generalmente los son. Los chicos cuando se deprimen se vuelven irritables, contestan mal, no escuchan y hasta sobresaltan con exabruptos. Cuando la depresión no se detecta y orienta, estas conductas empeoran dejando perplejos y sin saber qué hacer a los padres y a los maestros.
- Idealizan al padre ausente y se preocupan por él, además rechazan al padre o madre con el cual conviven.
- Anhelan volver a unir a sus padres.
- Podemos hacer muchas cosas para que la separación no tenga graves consecuencias en ningún miembro de la familia. Para ello, es recomendable atender varios asuntos a la vez:
- El padre y la madre, cada uno por su cuenta, debe ocuparse de su propio bienestar físico, mental, emocional, familiar, social, económico, etcétera. La mejor manera de ayudar a los hijos en este proceso es por medio del autocuidado. Los hijos perciben todo, nos percatemos o no, mientras mejor maneje la situación cada uno de los padres, menores serán las repercusiones en los niños. Por más que uno quiera hacerse el “fuerte”, los niños perciben mucho más de lo que ven y de lo que oyen.
- La pareja, por su cuenta, tiene que aprender a resolver los conflictos y a hacer negociaciones sanas para la mayor parte de la familia y madura. Tienen que estar firmes en trabajar como equipo de padres, mientras resuelven asuntos pendientes de pareja.
- Cuidar a los hijos evitando que sean el trofeo de los padres. No es necesario competir quién es, ha sido o será mejor padre, o por el contrario, por encontrar la manera de demostrar cuan ineficiente o inadecuado es el otro progenitor. Los niños necesitan de ambos, con sus virtudes y defectos. Hay que permitir que cada hijo con cada papá o mamá tengan su propia relación sin inmiscuirse.
- Explicar al niño las causas de la separación acorde con su edad de manera simple. Es importante evitar detalles de los conflictos que sólo competen a la pareja.
- Mantener el estilo de vida de los niños, respetando sus rutinas lo más posible. Procurando que el niño vea a los padres, aunque no vivan bajo el mismo techo. Decirle y demostrarle que sus padres, aunque no estén juntos, lo quieren a él por encima de todo.
- En caso de que alguno de los padres ya tenga una pareja nueva, no comunicarlo por un tiempo a los hijos. Ellos tienen otro ritmo de adaptación que es necesario respetar.
Lo ideal es atenuar cualquier consecuencia nociva para que no acarreen un daño irreversible en su desarrollo, así como, alcanzar una reorganización familiar viable, lo cual es crucial para todos los miembros de la familia, tras la separación.
MENSAJES CLAVES PARA RECORDAR AL NIÑO
◦ La decisión de separarse es exclusivamente de los padres, los hijos no han tenido nada que ver en esta decisión.
◦ Los padres no se han separado porque el niño se haya portado mal.
◦ Seguirá disponiendo de ambos padres, en todos los aspectos que él precise, aunque ya no vivan juntos.
◦ Siempre que le preocupe algo o se sienta mal, podrá hablar con ambos padres.
◦ Aunque los padres se hayan separado, el niño puede igualmente amar y ser amado.