Libertad aceptando reglas y límites
Por: Dr. Roberto Villegas M., Psicólogo clínico. Revista Bebé Ed- 32
La madre tendrá la capacidad de desarrollar un ser vivo como una creación divina, lo va a formar dentro de sí misma. La clasificación de sus células habrá de formar los distintos órganos y sistemas, hasta concluir con la formación y función de un ser humano íntegro y completo, con un cuerpo, alma y un espíritu. ¿Acaso este hecho no es lo más sublime que existe en la vida?
Cuando nace un bebé
El nacimiento de un hijo, trae consigo una serie de placeres y de responsabilidades que nunca cesarán. Los placeres están implícitos en la vida misma de ese niño o niña, que siempre estarán presentes en el devenir de su existencia; la responsabilidad reza en el amor, amor que siempre debe estar presente tanto al mirarlo, como al tocarlo, al alimentarlo, al cargarlo, al bañarlo, en fin, en cada instante de la relación madre – padre e hijo. Más aun, en su crecimiento y desarrollo, habrá que formar en su vida la integración a la sociedad, llenándolo de permisos para vivir, para amar, para crecer, para aprender, para disfrutar, para ser él mismo, con su sexualidad y sus capacidades, para crear, para convivir con los demás y ser feliz en el tiempo y en espacio en que le tocó vivir.
Su futuro está implícito en el amor que el niño reciba desde el momento de su concepción. Además, habrá de contar con una clara aceptación de su sexo, cuerpo, color, inteligencia y habilidades. Manifestarle con claridad a su vez, una amplia confianza en sí mismo por ser lo que es y en sus actos cotidianos regidos por la moral que le sea grabada por su entorno y la ética ratificada por su propia razón.
Su madurez se logra con la enseñanza y el aprendizaje que el niño o niña tenga en su familia, la escuela y la sociedad con la que conviva, aprendiendo a conocerse a sí mismo y a los demás, y con la orientación paterna, para resolver sus necesidades, sin ser sobreprotegido.
Su aprendizaje se logra a través de la imitación de las conductas paternas, de su manera de percibir la vida, lo bueno y lo malo. Si los padres aprenden algo cada día y platican con sus hijos, si hacen de la lectura un placer, si saben escuchar a los demás y convivir sanamente con sus familiares y amigos…de manera imitativa los niños aprenden sus deberes e imitan a sus padres en las conductas que ellos realizan cotidianamente.
Su seguridad se logra aceptando al bebé como es, viéndolo y sintiéndolo con respeto a sí mismo y a sus capacidades, a su sexo, al color de su piel, a su talla, etc. Es respetando a la criatura como se logra este permiso, permitiéndole la libertad como principio de su existencia, libertad que podrá ejercer aceptando reglas y limites adecuados a sus conductas.
Felicidad y destino
La felicidad se obtiene a través de la capacidad que tenga el individuo para resolver problemas y con ello sentirse valioso y cómodo con su entorno. Ser feliz es saber mostrar adecuadamente sus sentimientos, estableciendo con los demás una gran intimidad (llámese intimidad a la capacidad de intercambiar amor, alegría, tristeza, miedo e ira). Intimar es sentir y permitir que otro también sienta y comparta sus emociones con libertad.
Ahora sabemos que el destino no existe por sí mismo, sino más bien sabemos que en la infancia tomamos decisiones tempranas bajo la influencia paterna, que nos lleva a formar un plan de vida inconsciente; un argumento que consta de un principio, una trama y un final predeterminado, como si fuera una obra de teatro la cual puede ser un drama, una comedia, un melodrama que se adopta a través de una serie de decisiones que el niño toma de los tres a los ocho años repito, bajo la influencia paterna.
Es por eso que madre y padre deben conocer su responsabilidad en el crecimiento y desarrollo de un infante; el destino no existe, sin un argumento que se forma a través de la educación. En ella cuentan no sólo los padres, sino también los abuelos, los tíos, los hermanos mayores, los maestros, la religión, la cultura, las costumbres de la gente del barrio, de la ciudad o del país donde el niño habita.
Estoy seguro de que después de leer este artículo, habrás de hacer conciencia de que un bebé tiene una serie de necesidades que los padres tendrán que cumplir por todo el tiempo de vida del niño, que no sólo es el dinero que se gaste en ellos, sino y más bien, cada ser vivo simplemente por serlo, tiene una serie de necesidades que los padres tienen que cumplirle. La estabilidad de una familia es el factor más importante para él y sólo los padres habrán de ser responsables del buen camino que tome ese bebé en el devenir de su existencia.
Por tales motivos los padres pueden disfrutar de las distintas etapas de la vida de su bebé y vivir con ellos cada instante de su existencia, llenándose el corazón de amor y satisfacción. Disfrutemos a nuestros hijos y a la infinita energía que nos proporcionan día con día y momento tras momento.
Dr. Roberto Villegas Malda, Tel. 55 43 56 91, Providencia 856 –101 55 43 56 85
Col. Del Valle, robertov@bebemomentum.com