¡Ayuda, no puedo tranquilizar a mi bebé!
Esta es una de las principales preocupaciones de la mamá de recién nacido: “cómo tranquilizar a mi bebé”. Los expertos afirman que un pequeño puede llorar ¡hasta tres horas al día! Claro que suena a tortura china para la preocupada madre, pero antes de ponerte tú también a llorar con él, sigue leyendo.
Esta es su manera de comunicarse, es un instinto y es natural. Así que si tiene hambre, sed, frío, calor, muchísimo sueño o necesita cambio de pañal, no dudará en utilizar los pulmones para hacértelo saber.
Ya que revisaste que está seco, que ya comió y está calientito (o fresco, si hace calor), quizá quiera dormir y no puede. Intenta arrullando y repitiendo alguna canción o simplemente un sonido. No temas moverlo sutil pero firmemente, poco a poco llegarás a saber cuál es el movimiento adecuado para arrullarlo como les sirva a los dos.
Prueba darle masajito suave, a penas rozándolo en la frente, entrecejo, brazos y piernas; harán maravillas. Claro, es intento y error porque quizá sea un peque cosquilludo.
También los movimientos suaves podrían ayudar. Paseo en la carreola, una caminata con él en el rebozo o simplemente moviendo su cuna podría adormilarlo.
¿Es de los que se quedan dormidos amamantando? La succión podría ayudar, intenta “pegártelo” y verás.
La música también puede ser tu aliado, desde las olas del mar, sonido blanco o los ritmos suaves y repetitivos (¡las abuelas dicen que hasta la lavadora hace milagros!).
Finalmente puedes apapacharlo y hacerle cariñitos mientras juegas con él. Puede ser que pecho a pecho lo tranquilice y nunca descartes hablarle y explicarle en oraciones largas y bien estructuradas, eso estimula su cerebro.
Verás que en unas semanas ya sabrás mejor que nadie qué necesita, qué requiere. Lo estás haciendo increíble, ¡confía en tu instinto! Pronto dirás: “sí se puede tranquilizar a mi bebé”.