¿Qué tipo de mamá eres?
Tu personalidad y la dinámica que tengas con tus hijos determinarán tu estilo de crianza.
Por: Sharon Rapoport
Ser “la mejor mamá del mundo” significa algo diferente para cada mujer.
Tu personalidad y la dinámica que establezcas en casa determinaran en gran medida tu estilo de crianza. ¿Qué tan relajada eres con tu hijo?, ¿quién manda en casa?, ¿lo cuidas o lo sobreproteges?
Tu estilo será más evidente conforme tu hijo crezca, se independice, y demuestre con mayor fuerza su voluntad, aunque tu tendencia seguramente se ha manifestado desde el nacimiento.
La mamá “barco”
Ciertas características de personalidad te hacen más propensa a la manipulación. Lo más probable es que tengas dificultad para establecer límites en todo tipo de relaciones interpersonales, aunque también puede ser que los hijos sean tu talón de Aquiles. Eres mamá “barco” si…
- Tus hijos saben hacerte sentir culpable. ¿Qué tanto te afecta una reclamación de tu hijo?, ¿puede hacerte sentir culpable con una mirada o gesto? Quizá sientes que le haces un daño con acciones que, miradas en perspectiva, realmente no le afectarán. Dejarlo ocasionalmente con una niñera de confianza o la abuelita que lo adora mientras trabajas o sales a cenar no se considera abuso de menores, tampoco lo es negarle la compra de un juguete, ni hacerle marcharse de una fiesta a la hora necesaria.
- Sueles acceder con tal de evitar un conflicto o discusión. Si esta frase te describe, en el fondo crees que tu hijo no te amará si no actúas de la forma en que el lo desearía. Recuerda que la regla de oro de la disciplina es ser constante. Si le has advertido de antemano que si golpea a su hermano tendrá que retirarse a su cuarto, debes cumplirlo. Es necesario que crees resistencia a los berrinches y reclamaciones que ocurrirán. Por otro lado, recuerda que no siempre debes negociar con tus hijos. Y punto.
- Te derriten los elogios. Una estrategia común para el niño que está a punto de ser castigado, es profesar su amor por ti, abrazarte o hacer algún comentario halagador. La mamá “barco” se derretirá porque en el fondo desea continuar recibiendo estas señales de afecto, y el pequeño diplomático sale libre. Es probable que tengas una fuerte necesidad de gozar de la aprobación de otras personas Tu hijo no dejará de quererte por aplicar reglas y disciplina en el hogar (evidentemente, esto excluye castigos irracionales, abuso físico o emocional).
- No soportas verlo llorar. Es natural sentir compasión por un hijo, pero si cedes cada vez que llora, aprenderá a utilizar sus lágrimas para manipularte. Es necesario aprender a distinguir las lágrimas de dolor, de sufrimiento, de rabia de las de manipulación.
- Sí te dan suficiente “lata”, acabas accediendo. Si tu hijo sabe que eventualmente harás o le darás lo que quiere con tal de que se calle, creará una capacidad para “moler” infinitamente.
- Das respuestas ambiguas, como “luego vemos” o “tal vez”, cuando se te pide algo que no quieres hacer. Pero dar una respuesta ambigua abre el camino a la manipulación. Es mejor ser tajante en tus respuestas, aunque a tus hijos no les agraden. No dudes de tus decisiones.
La mamá helicóptero
Las mamás helicóptero revolotean por encima de sus hijos, y preferirían comer pan rancio a dejar que sus pequeños se las arreglaran solos. Están tan involucradas en la vida de sus hijos que han despertado la preocupación de los expertos en desarrollo infantil. Su estilo de crianza se basa en hipermanejar, hiperpresionar y obsesionarse con sus hijos, y no en darles herramientas para el mundo real. La mamá helicóptero…
- Cree que su meta es convencer a su hijo de que él o ella son el centro del universo.
- Todo lo que hace por el bebé, desde las clases de estimulación temprana hasta la elección del kínder va encaminado a cumplir un “plan maestro” para su futuro.
- Más que apoyo y seguridad, brinda una sobreprotección que impedirá que los niños desarrollen herramientas y recursos propios.
- Hace la tarea escolar por sus hijos, no vaya a ser que entreguen un trabajo imperfecto.
- No se dan cuenta que al evitar que sus hijos sufran las consecuencias naturales de sus acciones también están previniendo que aprendan de sus errores.
- No soporta que tu hijo pierda un concurso, reciba un merecido regaño o no obtenga el papel principal en la representación navideña. Interviene para “remediar” estas situaciones, llegando a extremos como llamar a los profesores y defender a sus hijos de regaños justificados.
Mamá consentido… común
Este efectivo estilo de crianza se basa en una observación que la mayoría de nosotras ha hecho: nuestros hijos suelen comportarse mejor cuando están fuera de casa, como en la escuela o en casa de sus amiguitos o abuelos. Sus maestros y anfitriones te dirán: “Qué bien educado está tu hijo…” y te preguntarás si realmente se refieren a los niños que viven contigo.
¿Por qué crees que una maestra puede controlar un grupo de 20 niños?
Porque es más fácil aplicar la disciplina, fomentar el cumplimiento de reglas y permitir que el niño se equivoque, si no tienes una liga emocional tan profunda con él.
Cuando sientas que estás a punto de perder la paciencia con tus hijos, ceder a un berrinche o sobreprotegerlo, un buen truco es desligarte ligeramente de la situación, así podrás actuar de forma más racional. Este estilo de crianza es simple, directo y se basa en el sentido común:
- Al aplicar la disciplina o corregir a tus hijos, procuras no transmitirles una gran carga emocional, es decir, sentimientos de culpa, humillación o ira.
- Impulsas a tus hijos a crear sus propios recursos para lidiar con los retos que cada etapa de su desarrollo plantea.
- Conoces a tus hijos, sabes de lo que son capaces –berrinches, mentiras y travesuras- y estás preparada para lidiar con ellos con serenidad.
- No das sermones, hablas.
- Tienes la suficiente sensibilidad para reconocer en qué momento tu hijo necesita una llamada de atención o un abrazo.
- Sabes que la convivencia con los hijos no sólo se forja de momentos placenteros, pero que si haces bien tu trabajo, éstos se convertirán en la regla, no en la excepción.
Infórmate ampliamente acerca del desarrollo infantil para saber la etapa por la que tu hijo transita, su grado de madurez (motriz y emocional), lo que requiere de ti y lo que ya puede hacer por sí mismo. Esta información, aunada a tu sentido común y sensibilidad, te ayudará a decidir las instancias en que puedes “soltar” a tus hijos, con el objetivo de fomentar su independencia.