NIÑOS ÍNDIGO
Se les llama niños Indigo porque el color del campo energético que los rodea, es decir, su aura es azul.
La superdotación y la hiperactividad suelen atribuirse al supuesto niño índigo, de modo que un niño superdotado, un niño hiperactivo y un niño índigo son tres clases de sujetos objeto de interés para la educación y para la psicología educativa, pues presentarían características especiales que los diferenciarían de los demás considerados promedio y reclamarían un tratamiento especial.
A partir de estudios se han creado características base para el tipo “niño Índigo” con las cuales se construyó un perfil* (Estudio científico Barrios-Cisnero, 2005; Barrios-Cisnero et al., 2004; Carroll y Tober, 2002; y Paoli, 2003).
Puntos generales
Según especialistas, el niño Índigo puede escuchar todo tipo de sonidos, y tiene una fuerte sensibilidad táctil. También hay algunos rasgos físicos que lo distinguen, aunque no se dan en todos los casos: son de ojos grandes, delgados, zurdos o ambidiestros y pueden tener ligeramente abultado el lóbulo frontal.
Lo más importante de estos niños es su elevado coeficiente intelectual combinado con una enorme capacidad creativa, como consecuencia de la mayor utilización del hemisferio derecho del cerebro; además, muchos de ellos tienen grandes aptitudes musicales.
Los niños índigo tienen conocimientos que a los adultos nos podrían parecer descabellados porque no encajan con nuestro sistema de pensamiento. Se les reconoce fácilmente porque les encanta manejar las computadoras.
Otra característica de los niños índigo es una gran energía: son incansables y suelen dormir pocas horas. Se les suele tratar –erróneamente- como niños hiperactivos. Pero también son niños comprensivos, entienden explicaciones aunque a menudo se tornarán rebeldes ante el simple autoritarismo.
Se les debe hablar con la verdad, pues perciben la mentira y no soportan sentirse engañados, porque les hace pensar que no son considerados en lo que realmente valen.
Ellos saben que son importantes como cada ser humano, sin sentimientos de soberanía, ni superioridad y su sabiduría profunda debe hacer que los adultos aprendamos de ellos, en lugar de tratar de imponerles nuestros viejos perjuicios. Creen en la igualdad.
Hay un modo científico que prueba que esto no es una teoría de esotéricos y metafísicos: el ácido desoxirrivonucléico (ADN). Según la venezolana María Dolores Paoli, especialista en psicoespiritualidad, “Los niños índigo tienen un potencial de cambio, manifestándose en la activación de cuatro códigos más en el ADN. Lo normal en los humanos es tener cuatro núcleos, que combinados en series de tres, producen 64 patrones diferentes llamados códigos. Los humanos tenemos sólo 20 de esos patrones o códigos activados, los niños índigo nacen con un potencial de activación de cuatro códigos más.”
Además hay tratados de psicoespiritualidad que sostienen que la llegada de estos “nuevos hombres y mujeres” no es casualidad, sino que tienen una tarea muy específica por delante, porque son generadores del verdadero cambio, que empiezan por activar a la familia, en el hogar.
Para los especialistas, los niños índigo (término reconocido en escala internacional) nacen de cualquier clase socioeconómica, y se caracterizan básicamente porque tienen un estado de conciencia muy alto.
A los niños índigo no se les debe avergonzar ni culpar, mentir o gritarles; por el contrario, se les debe fortalecer la autoestima, se les debe dar la posibilidad de elegir y evitar las comparaciones.
Otra característica importante para la crianza emocional de los infantes es estimular su excelencia, no la competencia.
Debemos aprender cómo hablarles: hasta el primer año de vida los vocablos esenciales son amor, afecto y atención.
INDICATIVOS
A continuación, encontrarás una serie de indicativos que podrás aplicar dependiendo de la edad en la que encuentre el niño:
- Entre el primer y segundo año hay que resaltar los términos libertad, respeto y estímulo. Durante ésta etapa se prueba el desapego de los padres. No hay que condicionarlos por medio del temor para lograr el crecimiento espiritual.
- Entre los dos y los cinco años se debe de reforzar el merecimiento; invitarlos a explorar y a probar, ya que se encuentran en un momento de transición entre el “Yo soy” y el “Yo puedo”.
- Entre los cinco y los ocho años el niño ya asimila conceptos más abstractos, por ello se deben manejar los términos dar, compartir, aceptación, verdad y no juzgar. A ellos les encanta compartir cuando sienten amor.
- De los ocho a los 12 años el niño, ahora convertido en adolescente, requiere que los padres manejen términos como la experiencia, la responsabilidad y estar alerta. Los que aprendieron las lecciones de la crianza espiritual reflejarán la confianza de sus padres, de lo contrario, se encontrarán confusos.
Después de entender un poco a estos niños, debemos comprender que los colegios y demás centros educativos deben estar atentos para reconocer la presencia de niños índigo dentro de los salones escolares, para poder sacar de éstos el mayor provecho posible.
En bebemomentum hemos reiterado que el mundo necesita un cambio positivo, y para nuestra fortuna esto lo traen precisamente nuestros niños. Índigo o no, esas personitas tan grandes en envases tan pequeños son siempre nuestra esperanza para hacer del entorno un mejor lugar donde vivir en paz y en armonía.
Fuente: Revista Bebé, Aprendiendo a ser Padres, edición 63
*Revista Intercontinental de Psicología y Educación 2010, 12 (1) Psicología y Educación estudio exploratorio, Antonio Velasco ; Wendy Arias ; Olymar Parra ; María Ángela Rosales ; ISSN: 0187-7690 ripsiedu@uic.edu.mx Universidad Intercontinental México