Alimentación, la base para un desarrollo integral durante los primeros años de vida
- Cerca de un 30% de la población mundial de menos de cinco años tiene retraso del crecimiento a consecuencia de una mala alimentación.
- La desnutrición durante el periodo crítico de crecimiento rápido del cerebro puede causar daños estructurales permanentes
Es común que con el inicio de año nos hagamos también el propósito de mejorar la alimentación de toda la familia, desde los más grandes como los abuelos hasta los miembros más pequeños, y si bien cada integrante es importante, estos últimos necesitan especial atención para lograr la nutrición adecuada.
Se debe considerar que una alimentación deficiente durante los dos primeros años puede resultar en un retraso en el desarrollo físico y mental de un niño para el resto de su vida, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)[1]
De acuerdo con los expertos en requerimientos especiales de nutrición para bebés, Nutricia, los seis primeros meses de vida son cruciales para su desarrollo, en esta etapa la lactancia materna exclusiva, satisface totalmente los requerimientos nutricionales del niño o niña.
Pasados este tiempo, se da paso a la alimentación complementaria y con ella el niño puede recibir el primer alimento diferente a la leche materna, hasta que se incorpora completamente a la dieta familiar cerca de los dos años.
Alrededor de un 30% de la población mundial de menos de cinco años tiene retraso del crecimiento a consecuencia de una mala alimentación.[2] Los niños que tienen una nutrición incompleta en los primeros años de vida, pueden tener más riesgo de presentar déficit intelectual, cognitivo e inclusive de comportamiento, a lo largo de la vida.
La desnutrición durante el embarazo, así como la desnutrición hasta los 2 años del niño, durante el llamado periodo crítico de crecimiento rápido del cerebro que podrían comprenderse desde los -9 meses (el momento de la concepción) hasta los 2 años, puede causar daños estructurales, incluyendo la disminución de tamaño y peso de este órgano[3].
En estos primeros años de vida existen casos en que los pequeños tienen requerimientos nutrimentales especiales, por lo cual se ha desarrollado alimentación complementaria que se introduce de forma gradual y paulatina en la dieta, integrando alimentos diferentes a la lactancia para satisfacer las necesidades específicas de los menores[1].
Es bien sabido que la lactancia materna es la mejor opción para alimentar a recién nacidos y bebés. Sin embargo, diversos factores pueden comprometer su administración y poner en riesgo el correcto desarrollo de los pequeños.
Según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2014[2], el 33.4% de las mujeres de entre 15 y 49 años que no pudieron amantar a sus bebés argumentó no tener leche. La segunda razón para no hacerlo fue el rechazo por parte del infante, con un 25.9%; y la tercera causa fue que la madre estaba enferma, con un 14.2% de respuestas.
Si el niño no está bien alimentado durante los primeros años de vida, puede tener efectos profundos en su salud así como en sus habilidades para aprender, comunicarse, pensar analíticamente, socializar efectivamente y adaptarse a nuevos ambientes y personas. Una buena nutrición es la primera línea de defensa contra numerosas enfermedades infantiles que pueden dejar huellas en los menores de por vida.[3]
Por ello la importancia de cuidar la nutrición durante la infancia, sobre todo en los mil primeros días de vida. Las deficiencias nutricionales durante este periodo representarán un sesgo en el menor para siempre, afectando a todo su futuro.
[1] https://www.unicef.org/spanish/ffl/05/3.htm
[1] https://www.who.int/nutrition/topics/global_strategy_iycf/es/
[1] https://www.gob.mx/salud/articulos/nutricion-en-la-nina-y-el-nino-menor-de-1-ano
[1] https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/enadid/2014/doc/resultados_enadid14.pdf
[1] https://www.oas.org/udse/dit2/por-que/nutricion.aspx