Organiza su recámara
Incluir a tu hijo en el proceso de organización de su cuarto ayuda a establecer buenos hábitos y desarrollar habilidades importantes Por: Sharon Rapoport
Al involucrar al niño en el ordenamiento de su espacio le enseñarás valiosas lecciones en torno a la responsabilidad y el cuidado de sus posesiones.
Objetos similares, lugar y orden
Los conceptos de objetos similares, lugar y orden, además de ser básicos para la organización, son los bloques sobre los que se funda el aprendizaje de las matemáticas y la lectura.
Mantener orden en el cuarto también te permitirá disminuir algunas de las batallas más comunes de la vida cotidiana, como las que giran alrededor de la indumentaria elegida: (“¡No puedes salir con shorts, está lloviendo!”), o la insistencia para que el niño recoja sus juguetes: (“Por última vez: ¡recoge tu cuarto!).
Aprovecha cualquier momento de calma para hacer la limpieza de la casa extensiva al cuarto, e involucrarlo en el proceso. Los expertos en organización de espacios recomiendan hacer una limpieza a fondo una vez al año, incluyendo vaciar y reacomodar clósets y cajones. Por el ritmo de su crecimiento, es recomendable que los niños se prueben su ropa con frecuencia.
BEBÉS Y NIÑOS PEQUEÑOS
El proceso. Si tienes un bebé o un niño menor de 3 años es mejor que realices sola la mayoría de las tareas de limpieza y reorganización. Terminarás más rápido y podrás “desaparecer” juguetes y ropa sin necesidad de discusión. Si tienes duda acerca de deshacerte de algún artículo guárdalo en un sitio donde el niño no pueda verlo. Si en el transcurso de un mes no pregunta por él, puedes eliminarlo. Involucra a los pequeños en la fase final de la organización, en la que te pueden ayudar a separar los juguetes similares en distintos montoncitos y guardarlos en su lugar designado. Muéstrales dónde quedará guardado cada tipo de artículos: “En esta caja están tus crayones, aquí tus zapatos. Quiero que después de usarlos, los guardes”.
Los juguetes. Para los niños pequeños el exceso puede resultar agobiante e impedir que se enfoquen en alguno o exploren todas sus posibilidades. Para los niños mayorcitos, demasiados juguetes pueden hacerles creer que todo es reemplazable y opacar su motivación para cuidarlos. Sigue estos pasos para realizar la limpieza del cuarto, involucrando a tu hijo en aspectos importantes
Para los niños pequeños con frecuencia resulta confuso que se les diga: “Deja tus juguetes en su lugar”, sobre todo si no tienen un lugar específico. Si puedes, coloca estantes bajos que le permitan acceder fácilmente a sus juguetes y libros favoritos, y deja siempre cada objeto en el mismo espacio. Otra opción para guardar los juguetes son los canastos abiertos o cajas de diversos tamaños sin sus tapas, de preferencia de plástico transparente para que puedan ver su contenido. Pega en el exterior recortes de revistas que identifiquen el tipo de objetos que guardan, como carritos o bloques de construcción.
El espacio. Te darás cuenta que los bebés necesitan mayor espacio y menos muebles que los niños mayores. Una cuna, un cambiador que haga también las funciones de cajonera y una mecedora para ti son suficientes, y si acomodas los muebles junto a las paredes el bebé tendrá suficiente espacio para gatear y jugar. Los armarios y estanterías altas y pesadas son peligrosos, más aún si son poco estables, ya que el bebé puede jalarlos y volcarlos encima de él. Elije los muebles empotrados o fijos a la pared.
Tu actitud. La regla que debes reforzar en esta etapa es “guardamos un juguete antes de sacar otro”. Es más fácil que el niño te ayude a guardar si la cantidad de juguetes en el piso es limitada. Inventa canciones divertidas que asocien con recoger juguetes. Prepárate para hacer la mayor parte del trabajo, pero insiste en que el niño “te ayude” en estas tareas.
La ropa
Cuando el niño tiene alrededor de dos años, es probable que comiences a tener serias luchas por sus elecciones de ropa. Organizando su cuarto adecuadamente podrás disminuirlas. Coloca dos tubos para colgar ropa en el clóset: uno arriba y otro abajo. Deja en el de arriba la ropa que no quieres que tu hijo utilice a diario, como vestidos formales o ropa de invierno. Otra opción es colocar abajo donde el niño puede verlas, sólo 2 ó 3 opciones de ropa. Permitirás que el niño elija la que desee ponerse. El niño entre los 3 y 4 años ya puede doblar su ropa. Pídele que lo haga cuando se la quite y la guarde en su cajón. No importa que no la doble bien, sino que está adquiriendo el hábito.
NIÑOS MAYORES DE 4 AÑOS
El espacio. En la medida que el niño crece, necesitarás más muebles. En esta etapa, la cuna ya debe haberse reemplazado por una cama y probablemente requerirás algún mueble adicional para guardar y ordenar los juguetes. Los niños mayorcitos tienen más juguetes y de tamaño más pequeño, por lo que necesitarás un sistema para ordenarlos. Su ropa también crece en tamaño y puede incluir prendas adicionales, como uniformes de escuela y deportivos.
El proceso. En esta etapa es recomendable enlistar la ayuda del niño. En la medida que crecen, los niños desarrollan su territorialidad y resentirán que toques y muevas sus juguetes sin su “autorización”. Aprovecha esta característica pidiéndole que participe en las decisiones y coopere probándose su ropa y ayudándote a dictaminar qué juguetes se quedan y cuáles se van. Si le proporcionas muebles y sistemas de almacenamiento accesibles será más fácil que puedan tomar sus cosas y también las guarden. Es importante que se familiaricen con los espacios designados para cada artículo, pues ya deben tomar un papel más activo en el ordenamiento de su cuarto.
La ropa. Designa una mañana para que el niño se pruebe su ropa, en especial la que hace tiempo no usa. Lleva contigo una caja para guardar las prendas que ya no le queden y que desees donar y otra para la ropa que reservarás para algún hermanito o primo. El niño puede ayudarte a doblar y separar la ropa de acuerdo con su categoría: camisetas, blusas, pantalones y colocarla en los cajones o el clóset. Aprovecha para reforzar el valor de la caridad, explicándole que algunas de las prendas que ya no le quedan serán apartadas para regalar a los niños menos afortunados. Si puedes, lleva al niño contigo al orfanato u hospital infantil para que comprendan su buena acción.
Juguetes. Separa otra tarde para ordenar los juguetes, siguiendo el mismo procedimiento que el de la ropa. Deshazte de los juguetes que ya no sean apropiados para la edad del niño, que estén rotos o incompletos. Revisa las baterías y haz una lista de las que necesites renovar. Recuérdale al niño que nunca debe tocar un juguete si escurre líquido del compartimiento de baterías. Deja a su alcance los juguetes que más emplee y lejos aquellos que no utilice con frecuencia o para cuyo uso requiera la asistencia de un adulto. Puedes rotar los juguetes, guardando algunos por un tiempo, con lo que mantendrás el interés fresco y no tendrás que invertir de manera constante en nuevas diversiones.
Estantes y libros. El niño te puede ayudar a “formar los libros por tamaños” o, si sabe leer, a colocarlos por orden alfabético. Selecciona los libros que quieras releer con tu hijo durante esta temporada y déjalos en la mesita de noche, o elabora una lista y colócala en un lugar visible.
Tu actitud. En tu hijo influirá la actitud que tengas frente al orden y la organización. Si tu propia habitación está hundida en montones de papeles y ropa no puedes pretender que el niño mantenga un espacio impecable. Pero encima de todo, trata de no enfadarte con tu hijo por estas cuestiones, en especial si están haciendo la limpieza juntos. El amor de un padre no debe depender de la limpieza. Será más difícil que el niño observe la tarea con desagrado si sabe que le esperan gritos y regaños. Mantener ordenado el cuarto deberá ser decisión del niño, después de seguir tu ejemplo.
Recomendaciones
- El punto de vista infantil- Siéntate en el piso para ver la habitación desde la altura de tu hijo. Algunos muebles y sistemas de almacenamiento para adultos no funcionan para niños: los cajones pueden machucar sus deditos y las puertas de los clósets pueden ser demasiado pesadas.
- Establece rutinas. Haz del orden parte de la rutina familiar. Establece la “mañana del sábado de limpieza” o la “tarde de organizar juguetes”, para llevar de regreso a su lugar los pequeños objetos que se desacomodan.
- Utiliza sistemas creativos. Cose una tira de velcro en la espalda de los peluches pequeños y fija la otra parte del velcro en la pared: así, el niño podrá tomar los juguetes y regresarlos a su lugar con facilidad. Otra variante consiste en coser un aro de plástico (de más de 3 cm de diámetro) en el juguete y fijar ganchos en la pared para colgarlos.
- Piensa que eres un consultor, no un sargento. Para evitar las luchas de poder (“¡recoge tus juguetes!”), imagínate como el consultor en organización para tu hijo, ofreciéndole las mejores ideas y soluciones para sus necesidades.