La hidratación en niños
El agua es vital para el organismo, por lo que debe considerarse parte indispensable de la dieta habitual, más aún si se realiza actividad física intensa. Por: Nutrióloga Blanca St. Martin
El agua es el mayor componente del cuerpo, constituye entre un 45 y un 75% del peso total (los lactantes son quienes tienen una mayor cantidad de líquidos -hasta el 75% de su peso-).
Si recordamos que los hábitos se adquieren durante las etapas preescolar y escolar, entonces no debe dejarse de lado el consumo de líquidos (agua sin sabor o de fruta natural preferentemente) en los niños. De ninguna manera hay que fomentar el consumo de refrescos o de bebidas preparadas con grandes cantidades de azúcar.
La hidratación en los niños es un tema del que generalmente no escuchamos hablar y es especialmente importante si tu hijo:
- Practica algún deporte.
- Es muy inquieto y realiza actividades intensas a lo largo del día (y generalmente termina “bañado en sudor”) .
- Casi no toma (o no toma) agua natural o suficientes líquidos durante el día.
Cuando se lleva a cabo cualquier tipo de actividad física, la temperatura del cuerpo aumenta, con lo que se activa un mecanismo de enfriamiento a través de la sudoración. El sudor (o perspiración) es un líquido producido por entre tres y cuatro millones de glándulas sudoríparas y consiste en una mezcla de diferentes compuestos, principalmente agua y sales (especialmente cloruro de sodio). Este es uno de los medios a través del cuál nuestro cuerpo pierde agua; se ve influenciado por el clima y por el grado de ejercicio físico que se realice (en los niños, la temperatura corporal durante la deshidratación se incrementa mas rápido que en los adultos).
Si tu hijo practica algún deporte es importante que sepas que, si no se hidrata adecuadamente, durante los entrenamientos y las competencias puede perder agua (a través del sudor) hasta deshidratarse y consecuentemente tener un menor rendimiento. Los síntomas de deshidratación son: calambres, mareos, fatiga, enrojecimiento de la piel, orina más oscura de lo normal, náuseas, y en casos graves dolor de cabeza, hormigueo de piernas, dificultad para moverse, falta de aliento, sordera, lengua hinchada, visión oscurecida y pérdida del conocimiento. Cabe aclarar que la sensación de sed no es un buen indicador de deshidratación. Los niños pueden estar deshidratados y no tener sed, por lo que es importante animarlos a que beban líquidos antes, durante y después de los entrenamientos y competencias. Cuando el nivel de líquidos es el adecuado, la orina será de un color amarillo pálido. El no hidratarse correctamente puede ser grave y ocasionar serios problemas de salud.
Los niños que juegan o practican ejercicio en un ambiente caluroso tienen mayor riesgo de deshidratarse si sudan intensamente y no toman suficiente líquido para reponer lo que pierden en sudor. Asimismo, en situaciones donde hay una exposición constante al calor ambiental resulta necesario consumir líquidos y sales en cantidades adecuadas. Aunque el agua pura no es una bebida óptima para la rehidratación, si se consume con alimentos puede ayudar a recuperar las sales perdidas en el sudor. Es importante recordar que cuando la dieta es adecuada no se requiere ingerir bebidas especiales (llamadas “para deportistas”) para reponer las pérdidas.
Durante la práctica de un deporte o ejercicio el niño tiene que estar bien hidratado: debe ingerir de 250 a 300 mililitros de líquido (aproximadamente 1 vaso) dos horas antes del ejercicio para dar tiempo de excretar el excedente de agua ingerida. Durante el ejercicio, se recomienda tomar periódicamente aproximadamente 150 mililitros (1/2 vaso) cada 20 minutos o 7 mililitros por kilogramo de peso por hora.
Independientemente de que tu hijo realice ejercicio o no, debes procurar y fomentar que ingiera cierta cantidad de líquidos diariamente. La recomendación en preescolares y escolares sanos es de 1.5 mililitros por cada caloría, por lo que si el requerimiento de tu hijo es de 1500 calorías su consumo máximo aproximado de líquidos será de 2250 mililitros (2.5 litros). Recuerda que los requerimientos tanto de energía como de líquidos varían para cada persona y nadie mejor que un especialista (nutrióloga [o]) para responder tus dudas acerca de hidratación y alimentación.
Para prevenir la deshidratación en los niños, te sugerimos las siguientes recomendaciones:
Promover el consumo de líquidos frecuentemente y educar a los niños a beber agua, aun cuando no tengan sed, especialmente en épocas de calor. Y para que a los niños no se les haga difícil ingerir el total de líquidos requeridos, muy importante: deben “repartirlos” a lo largo de todo el día, es decir, fraccionar las tomas.
Informarle a los padres, maestros de educación física y entrenadores que deben de educar y estimular a los niños a tomar líquidos antes, durante y después del ejercicio (aunque no sientan sed).
Asegurarse que los niños lleguen bien hidratados a la sesión de ejercicio o competencia y establecer pausas para hidratación cada 15 a 20 minutos durante actividades prolongadas, inclusive cuando el niño no sienta sed.
La aceptación de las bebidas se puede incrementar manteniéndolas más frías que la temperatura ambiente y añadiéndoles sabor (los niños consumen más de forma voluntaria cuando el sabor es agradable).
Las bebidas deben estar disponibles y servirse en envases pequeños que permitan tomarse fácilmente.
Si el ejercicio es intenso y dura más de 90 minutos conviene agregar un poco de azúcar y una pequeña cantidad de sal a la bebida, así puede aumentar aun más la sed del niño e incrementar su consumo.
El Colegio Americano de Medicina del Deporte menciona que el consumo de líquidos ayuda a mantener la hidratación y, por lo tanto, promueve la salud, la seguridad y el rendimiento físico óptimo de los individuos que practican actividad física en forma regular. Estas son algunas razones por las que debemos mantenernos siempre bien hidratados, y que mejor que empezar a hacerlo desde la niñez.