11 HÁBITOS PARA UNA PAREJA FELIZ
La mayor parte de los matrimonios que fracasan, lo hacen casi siempre por una sencilla razón: aburrimiento. Muchas parejas se van alejando lenta e imperceptiblemente, porque dejan de tener intereses en común, que no sean las responsabilidades abrumadoras de los hijos y la casa.
¿Dónde quedó esa romántica pareja que se juraba amor eterno bajo la luz de la luna, que compartía sueños, esperanzas y sentimientos en largas caminatas? ¿Cómo es que se convirtieron en ese par de seres gruñones y solemnes que sólo hablan de los hijos y el dinero que se gasta en la casa?
¿En qué momento exacto se transformaron en personas tan diferentes?… En el momento mismo en que dejaron a un lado sus hábitos románticos y se hundieron en la rutina cotidiana.
¿Hay manera de “echar marcha atrás” y lograr que vuelva el tiempo del buen amor? Los expertos en problemas conyugales aseguran que sí y que nunca es tarde para intentarlo, aplicando las reglas que garantizan la felicidad conyugal.
Los buenos hábitos de una pareja feliz.
1. Se preocupan de la felicidad del otro. Las parejas que esperan que su cónyuge los haga felices están destinadas al fracaso. Las que sobreviven, son aquellas que se preocupan por hacer feliz al otro.
2. Se fijan más en las cualidades que en los defectos del otro. Las parejas más felices están formadas por personas que ven siempre lo bueno de su compañero. De hecho, le ven cualidades y virtudes que el otro no pensaba siquiera que tenía. Y dan muy poca importancia, en cambio, a sus defectos, errores y limitaciones.
3. Expresan verbalmente su amor con frecuencia. No caen en la tentación de pensar que su pareja los ama. Tampoco esperan que el amor que se tienen se dé por hecho. Por el contrario, les gusta decir a su pareja “Te amo. Eres todo para mí y me sigues gustando tanto como el primer día”.
4. Cultivan los pequeños detalles. No esperan a que haya una crisis familiar para expresar con actos heroicos su amor. Llenan la vida del otro con pequeños detalles amorosos: una flor, una frase de agradecimiento, una alabanza sincera frente a terceros (sobre todo frente a miembros de la familia política), un pequeño regalo inesperado, poemas y notas amorosas, y muchas cosas similares.
5. Han llegado a acuerdos muy inteligentes sobre cómo resolver sus conflictos. Reconocen que no es conveniente discutir cuando están enojados, que no deben levantar la voz cuando están en desacuerdo y que jamás deben ofenderse cuando hablan de algo en lo que no están de acuerdo. Y tratan de dirimir sus diferencias en un ambiente tranquilo, de respeto mutuo.
6.Respetan sus espacios y sus silencios. Una pareja realmente feliz no anda siempre junta. Cada uno tiene sus propias actividades, sus intereses personales y sus propias amistades. Ambos respetan el derecho de su compañero para llevar su propia vida, aparte de la que comparte con él. Y cuando él, o ella, se sienten de malhumor, o poco comunicativas, respetan su silencio y no se abruman con preguntas como: “¿Qué te pasa?” Aunque tienen buena comunicación, no esperan estar en un diálogo continuo.
7. Se saben escuchar Cuando se comunican, sostienen realmente diálogos, no monólogos. Se escuchan y se esfuerzan por comprender el punto de vista del otro.
8. Tienen flexibilidad para aceptar soluciones conciliatorias. No están “casados” con sus ideas y tienen capacidad para hacer concesiones y llegar a compromisos que los satisfagan a los dos. Usan la inteligente filosofía de: “Prefiero ceder y ser feliz, que imponer mi voluntad, salirme con la mía y sentirme desdichado”.
9. Son optimistas y positivos. Una actitud positiva en una pareja es una de las garantías de felicidad conyugal para ambos. Ríen y se divierten juntos con frecuencia y ambos tienen un elevado sentido del humor. Lo emplean, especialmente, cuando tienen que enfrentarse a problemas y adversidades familiares.
10. Son amables y sinceros. Ambos tratan de ser amables la mayor parte del tiempo. Pero son lo bastante francos para reconocer cuando están de malhumor y, en tales casos, suelen aislarse un poco y pedir a su compañero que tenga paciencia y espere a que le pase la “mala vibra”.
11. Soportan con fortaleza las rachas malas de la vida. Y en lugar de permitir que las adversidades los separen, las usan para unirse más que nunca y se convierten en su solo frente para afrontarlas.
Además de los hábitos ya mencionados, si quieren mantener un matrimonio feliz, nunca olviden el respeto mutuo, la confianza, la honestidad, la generosidad, la buena comunicación y tener actividades compartidas.