A controlar sus impulsos
Enseñar a nuestros hijos lo que es el autocontrol no es tarea fácil; es ayudarles poco a poco a asimilar una serie de virtudes como la paciencia, la obediencia, la fortaleza y el control de sí mismos en general.
El autocontrol se fomenta dentro del ambiente familiar, utilizando un estilo de educación adecuado y se consigue de forma progresiva, es decir, con el paso del tiempo. Toma en cuenta que a partir de los 6 años aproximadamente, con el despertar de la razón, podemos hacer que los hijos entiendan la diferencia entre ser amos de su carácter o ser esclavos de sus defectos.
La lucha diaria
Para llegar al autocontrol los hijos deben experimentar primero que nada la lucha contra sí mismos. Y para adquirir ese hábito es necesario que los padres, que son quienes más quieren a sus hijos, los inciten a esa lucha personal. Por ejemplo, cuando a una niña de 5 años le insistimos para que se lave los dientes todas las noches, y la acompañamos sin ceder ante su negativa, le estamos dando la posibilidad de experimentar en qué consiste la lucha consigo misma. A esta edad, especialmente, los hijos necesitan esa exigencia de los padres, para que con los años se transforme en autoexigencia.
Desarrollo de hábitos
Para empezar a fomentar el autocontrol en los hijos, hay que comenzar por negar ciertas cosas o vencer algunos gustos, estímulos e inclinaciones inmediatas. Por ejemplo, después de que tu hijo estuvo jugando toda la mañana, seguramente tendrá mucha hambre y querrá devorar lo primero que encuentre a su paso, pero tú puedes enseñarle a comprender que no pasa nada por esperar unos minutos hasta que todos estén sentados a la mesa. Si fuera un niño pequeño, simplemente tendría que obedecer, pero a estas edades, lo importante es que comprendan el sentido de la petición, para que realmente exista autocontrol.
Buscamos desarrollar estos hábitos en los niños, no con el propósito de coartar su conducta o para lograr que sean hijos perfectos. Estos hábitos son necesarios para la realización personal, sin tener que seguir los dictados inmediatos de lo que nos pide el cuerpo; son necesarios para que tu hijo pueda luchar ante esas pequeñas, pero enormes batallas de cada día, que le permitirán realizar sus sueños poco a poco.
El dominio de uno mismo es uno de los retos más grandes del ser humano. Enseñar a tu hijo a dominarse a sí mismo significa que no haga lo que quiera y cuando quiera, ni que busque lo más cómodo, ni escoja el camino más fácil, sino que se dirija a lo que es mejor. Cuando logres que su voluntad sea más sólida, ya no se dejará llevar por el cansancio, ni se planteará siempre lo que le apetece, sino lo que sabe que será más positivo. En cambio, cuando un niño no ha aprendido a luchar en las cosas pequeñas de cada día, se convierte en un juguete de las circunstancias y en un niño mimado que no sabe afrontar su problemas y mucho menos resolverlos.
El poder razonar
Si anteriormente lo importante era conseguir que tus hijos “hicieran” las cosas, en esta edad han de “querer hacerlas”…esa es la diferencia entre imponer una orden y comprender las razones por las que deben actuar de una manera determinada.
Ahora tu labor es enseñarles que la clave está en dar pequeños pasos hacia arriba, para ser cada vez mejores personas. Al principio el escalar es costoso, pero se vuelve cada vez más sencillo. Por ello como padres deben tener muy claros los puntos sobre los que van a insistir, sin querer abarcarlos todos al mismo tiempo, sino sólo los más importantes y poco a poco, pero con constancia. Que cada hijo sepa que la lucha por adquirir una virtud, va jalando a las demás hacia arriba.
Programa de autocontrol
- Controlar sus emociones
Enséñales a ser pacientes: que tus hijos aprendan a esperar. Les puedes enseñar por ejemplo a ahorrar para conseguir algo que quieren; les puedes retrasar un premio a propósito, hasta que tu veas que no se trata de un capricho, sino que tu hijo entiende el sentido de una recompensa o gratificación. Puedes también darles a veces una comida que les guste menos o hacer una excursión donde caminen un poco más de lo acostumbrado.
Un poco de “limitaciones” o “frustraciones” pueden ayudar a adquirir ese autocontrol necesario para poder enfrentar las dificultades. Además, es bueno ayudarles a que no se desesperen ante los defectos de las otras personas, pidiéndoles por ejemplo, que no critiquen a los demás.
Ayúdales a ser serenos: enséñales a darle a los acontecimientos su justa importancia; que no hagan rabietas cuando no les salen las cosas y para ello hay que hablar mucho con ellos de lo que les preocupa. A esta edad les resulta difícil comprender y explicar lo que les pasa, pero, como a todos nos ocurre, en cuanto expresamos nuestros problemas, empezamos a solucionarlos. No se trata de inhibir sus reacciones y que se vuelvan fríos, sino de que comprendan y comprueben que, efectivamente, no era para tanto. Igualmente hay que enseñarles a no perder al cabeza por cualquier tontería, por un juego nuevo, por unos apuntes, por un concurso, etc. Que aprendan que en esta vida se puede ganar y perder, y una buena herramienta para dicha enseñanza es el deporte.
Ayúdales a no ser resentidos: que sepan perdonar a quién los ha avergonzado u ofendido, en primer lugar en el propio hogar. Igualmente hay que insistirles que, una vez que pase el enojo, deben pedir perdón cuando se equivocan, especialmente a un hermano, a su madre, a un amigo, etc. Pedir perdón cuesta mucho, pero dice mucho del carácter de una persona.
- Controlar su cabeza
Hay que insistir en que sepan aprovechar el tiempo, pues el ocio no deja nada bueno para ellos. Al principio, ustedes papás, tendrán que estar encima para que cumplan con su horario y sepan lo que deben hacer en cada momento. Pero día a día los hijos deberán organizarse, aunque muchas veces no cumplan con lo que se proponen. Recuerden que si el niño no tiene un horario claro y establecido, tenderá a hacer lo primero que se le ocurra.
- Controlar sus caprichos y primeros impulsos
Ayúdales a que sean niños con fortaleza, es decir, que no tengan miedo ante las dificultades. Una forma puede ser enseñándoles a que no se quejen de lo que les desagrada, pues es un modo de no dejarse llevar por el primer impulso. Otro objetivo es seguir hasta el final con lo que han comenzado, aunque cueste…sea una maqueta, un rompecabezas, una clase de futbol o gimnasia, una hora de estudio, etc.
Enséñales a ser obedientes, de un modo inteligente y activo. Y para ello se requiere saber mandar. Si les explican las razones del mandato podrán entenderlo y asumirlo, de modo que se comportarán así aunque los padres no estén delante de ellos o no se lo pidan explícitamente.
Luchar contra uno mismo es la batalla más difícil, pero tus hijos están en buen momento de adquirir hábitos de autocontrol que les ayuden a moderar su carácter. Nuestros hijos deben irse conociendo a sí mismos, pero no olvides que necesitan que sus padres sean la guía. Así que con cariño debes indicarles cuáles son sus fallas y también sus aciertos, para que ellos mismo puedan ir forjando su personalidad.