¡No me hacen caso!
Tengo tres hijos y no siempre les puedo poner límites, trato de explicarles todo. Aunque estoy enojada no se los demuestro para no lastimarlos, pero me cuesta mucho trabajo que me hagan caso. ¿Qué debo de hacer?
Para poder establecer límites debes ser firme y, sobre todo, constante, además de construir una buena comunicación con tus hijos. Hay varios elementos en la comunicación que debes mantener: es importante que tengas una comunicación congruente (que hagas y digas lo que piensas), que seas constante, que te expreses de manera sincera y abierta mostrando lo que sientes, que sepas escuchar, que puedas transmitir lo que verdaderamente estás sintiendo. Si le dices a tu hijo:”Puedes contar conmigo, confía en mí, digo la verdad”, el niño debe percibir exactamente eso y se sentirá seguro, confiará en ti y sabrá que eres honesto.
Los padres deben ser congruentes con su lenguaje verbal y no verbal, es decir, que si dicen una cosa, su cuerpo, sus gestos, su tono de voz deben expresar el mismo sentimiento, para que trasmitan mensajes congruentes, sólidos, sinceros, confiables. Por ejemplo: cuando la madre le dice al niño “mi amor, quédate quieto” con voz suave, contenida, dientes apretados y cara y cuerpo rígidos, ¿de verdad le está diciendo ”mi amor”?.
Un padre no debe prometer lo que no puede cumplir. Si transmite al niño falta de respeto y lo considera tonto el niño percibe, además, que no puede confiar en alguien que engaña, que dice cosas y luego no las cumple. Con frecuencia los adultos utilizan este método para conseguir cosas de los niños, sin pensar sus consecuencias.
Para un padre (y para su hijo) es beneficioso dar mensajes que transmitan al niño certeza de lo que puede esperar; por ejemplo, avisarle que va a llegar tarde, advertirle que lo llevará al médico y por qué, etcétera.
Hay palabras cuyo uso es riesgoso y debemos tener cuidado al usarlas, porque pueden dar mensajes poco claros, que confundan al niño y le hagan percibir el mensaje como incongruente y poco fiable.
SI y NO
“Pero”, es una forma de decir “sí” y “no” en la misma oración; es decir, la segunda parte de la oración suele descalificar o desmentir a la primera, y quien lo escucha se siente molesto y confuso. Ejemplo: “Yo te acepto, pero me gustaría que no te vistieras así”, se podría sustituir por: “Yo te acepto, y me gustaría que no te vistieras así”, cambiando la situación de descalificación o reproche por una de amor.
”Sí” y “no” transmiten duda, inseguridad y el niño no sabe a qué atenerse.
SIEMPRE Y NUNCA
”Siempre” y “nunca”. El significado literal de estas palabras se emplea de manera acertada muy pocas veces. Hay pocas cosas en la vida donde algo puede ser siempre o nunca, y las utilizamos para poner énfasis emocional, más que para transmitir una verdad; aunque hacen sentir que somos exagerados o injustos, no congruentes. Por ejemplo: “¡Siempre me haces enojar!” Sería más honesto decir: “En este momento estoy enojado”. “Siempre” y “nunca” se pueden sustituir por “en este momento”.
DEBERÍA Y TIENE
”Debería” y “tiene” son otras palabras traicioneras con las cuales es fácil querer decir que hay algo malo en ti, que de alguna manera te has equivocado. A menudo el uso de esas palabras señala implícitamente su estupidez a alguien. Por ejemplo: “Debiste hacer las tareas temprano”, o “Debiste haberlo conocido mejor”. En cambio, puedes utilizar la frase “¿Qué aprendes?” enseñándole así a aprovechar sus experiencias, en lugar de sentirse mal por sus errores. Con esto se respetará más a sí mismo, se tendrá más confianza y te tendrá más confianza a ti.