Fomenta la autonomía en tus hijos
Por: Laura Espinosa
Los padres muchas veces estamos tan apresurados, que preferimos hacer todo por nuestros hijos o simplemente por querer protegerlos, resolvemos todos sus problemas. Sin embargo, hay que permitirles que hagan las cosas por sí mismos y que luchen con sus propios problemas, dejándoles aprender. No hay que darles todas las respuestas, ya que el proceso de buscar la respuesta es tan valioso como la respuesta misma.
La manera de lograrlo
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- Dejar que los niños hagan sus propias elecciones presentando alternativas: “Quieres los pantalones grises o los azules”. Las elecciones brindan al niño una práctica muy valiosa para tomar decisiones.
- Demostrar respeto hacia los esfuerzos del niño: “Se necesita mucho esfuerzo para amarrarse las agujetas”, lo que lo anima a terminar lo que está haciendo.
- No hacer demasiadas preguntas: Cuando llegue de la escuela por ejemplo, sólo di: “me alegra mucho verte”, en lugar de bombardearlo con preguntas, para que no lo experimente como una invasión a su vida privada.
- No apresurarse a dar respuestas: Deja que él mismo explore las respuestas primero, diciendo: “¿Qué crees tú?”, “Pensemos un poco”…
- Animarlo a usar recursos fuera del hogar: Que tu hijo sepa que no depende totalmente de ti, sino que en el mundo de afuera también puede obtener ayuda para sus problemas, como la escuela, el doctor, un niño mayor, el veterinario, etc.
- No quitarle la esperanza: En vez de desanimarlo al querer protegerlo contra una decepción, hay que dejarlo explorar y experimentar. Si tu hijo quiere ser ingeniero por ejemplo, no le digas que es imposible que lo logre con esas calificaciones en matemáticas, mejor dile: “¿Así que te gustaría cursar la carrera de ingeniería?” Esa es la única manera de permitirles que esperen, luchen y sueñen para realizar sus anhelos.
- Dejar que sea dueño de su propio cuerpo: Abstente de arreglarle la ropa, el pelo, de enderezarle los hombros, etc.; para los niños eso es una invasión a su intimidad.
- Mantenerse alejado de lo poco importante: Olvídate de las correcciones como “siéntate derecho”, “abotónate”, “quita el pelo de tus ojos”…esto los irrita.
- No hablar de tu hijo enfrente de otros: eso lo hace sentir como objeto. Evita comentarios como: “El año pasado no pudo con la lectura, pero este año lo está haciendo mucho mejor”.
- Dejar que el niño responda cuando otros preguntan: Una señal de respeto a su autonomía es dejarlo responder.
- Demostrar respeto a las posibles aptitudes del niño: No invitar ni obligar, mostrar confianza en él y dejarlo decidir: “Cuando tú te sientas preparado, te meterás al agua, no te preocupes”.
- No decir demasiados “no”: los niños experimentan los “no” como un ataque directo a su autonomía y en respuesta contra atacan gritando, insultando o se deprimen. Como alternativas para el “no” puedes:Dar información: Si tu hijo pregunta, por ejemplo, si puede ir a jugar con el vecino, no hace falta decirle que “no”, a cambio, puedes informar lo que sucede: “Vamos a cenar en 5 minutos” y él podría decirse a sí mismo “Creo que no podré ir ahora”.
- Acepta los sentimientos: Si tienen que irse del zoológico y tu hijo te pide que se queden, evita responderle “no podemos quedarnos”, mejor háblale comprendiendo lo que él está sintiendo: “A veces es muy difícil dejar un lugar que se disfruta tanto, yo sé que si fuera por ti te quedarías” (mientras lo llevas de la mano).
- Describe el problema: Si estando en casa tu hijo quiere que lo lleves en ese momento a la papelería, le respondes: “Me gustaría ayudarte, pero el plomero vendrá en 10 min. y tengo que estar en casa”, en lugar de un simple “No, no puedo”.
- Sustituye el “no” por un “sí”: Cuando tu hijo te pide salir a jugar, respondes “Sí, por supuesto, iremos acabando de comer”, en lugar de “No, todavía no has comido”.
- Date tiempo para pensar: Cuando tu hijo solicite algo, puedes responder “déjame que lo piense”. Lo cuál calmará la situación y te ayudará a meditar sobre sus sentimientos.
Cuando se fomenta la autonomía, los hijos aprenden a pensar por sí mismos lo que quieren hacer, aumenta su confianza y están dispuestos a asumir toda la responsabilidad de su decisión. Esto no significa abandonarlos y pasar por alto sus problemas, pero tampoco podemos intervenir con un consejo instantáneo para solucionar todo por ellos. Son ellos mismos los que, con nuestra ayuda para ordenar sus sentimientos, podrán enfrentar diferentes situaciones siendo niños autónomos.