La familia: cimientos de la educación
¿Cuando piensas en “educación” te viene la idea de “escuela”? ¡A muchísimos nos pasa lo mismo!, pero en realidad, como familia estamos educando desde el día que recibimos a nuestro pequeño en brazos.
Damos lo que somos
Diversas investigaciones demuestran que la educación de los padres es determinante para predecir los logros de los hijos. Un padre con cierto nivel educativo establece esa línea mínima como grado de estudios para su descendencia.
Tomando esto como base, muchos papás se sentirán poco adecuados por no tener un nivel alto de estudios o… ¡por no saber ser papás! La exigencia familiar también es enorme y esto se puede transmitir por medio de inseguridad (criando hijos que pueden convertirse en tiranos) o de padres exigentísimos e intransigentes.
Existen muchas maneras de aprender a ser papás, pero las que se elijan tienen que ver con quiénes somos pues la congruencia importa. Lo que hacemos y decimos tendrá que ver con lo pensamos. Al haber congruencia, los niños se sienten confiados pues el mensaje es seguro y sin confusiones. Entonces, ¿la educación de los padres determina? Por supuesto, pero la educación no incluye únicamente los niveles académicos.
El ejemplo es la manera sin palabras en la que los niños se acercan a lo moral, ético, incluso religioso. Si mamá reza en la noche, es probable que los pequeños quieran hacerlo. Si el papá tira basura en la calle, los pequeños pensarán que eso es lo correcto. Asimismo si los consentimos demasiado, si creen que se merecen las cosas sólo porque sí, se enfrentarán a una realidad muy distinta cuando asistan a la escuela o se enfrenten a la realidad laboral.
Hábitos y presencia
Todos los seres humanos somos criaturas de hábitos y costumbres. Dicen que sólo toma 21 días adquirir un nuevo hábito, pero imagina si todos los días los chicos tienen que ayudar en la casa: crecerán sabiendo que ESO los hace miembros de esta familia, es parte de lo que les toca. Así que tu presencia, acciones y actitudes serán las guías a seguir, muchas veces más que las palabras.
Los ambientes importan
Marta Comas, directora del proyecto Familias con una voz de la Fundación Jaume Bofil, asegura que hay tres pilares para una buena educación: buenos profesores, buenos compañeros y buena guía familiar.
El ambiente escolar seré el segundo lugar donde el niño se desarrolle: ahí reforzará lo aprendido en el hogar o bien, será lugar de choque respecto lo que ve en casa. ¿Qué quieres tú que obtenga tu pequeño? En un mundo donde la tecnología invade nuestras vidas, es prioridad darles pautas a seguir, información fidedigna y sí, una educación de calidad.
Así que la decisión está en tus manos: ser congruente, mostrar con el ejemplo y elegir lugares seguros y que sigan tus principios como espacios de formación. Mientras mejores bases tengan los chicos, mayores oportunidades se abrirán para ellos en un futuro.
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