Disciplina en 10 pasos
Por: Sharon Rapoport
Con una buena estrategia de disciplina, es posible cambiar casi cualquier tipo de conducta, sin importar su causa. La clave, según los expertos, es enfocarse en permitir que los niños experimenten las consecuencias de sus actos. Pero esto puede ser más difícil de lo que parece.
John Rosemond, famoso autor del libro “¡Porque lo mando yo!”, describe la forma en que los padres se esfuerzan por evitar que los niños sufran las consecuencias de sus actos, ignorando, amenazando, sobornando, interfiriendo, defendiendo e incluso, absorbiendo ellos mismos las consecuencias que les tocan a los niños. Este es un proceso similar al que ocurre con los familiares de los adictos, que pese a sus buenas intenciones, profundizan la dependencia del adicto a la sustancia que le tiene atrapado.
La mala conducta, describe Rosemond, es para el niño tan intoxicante como una sustancia adictiva, pues le coloca al centro de la atención adulta y le imparte la ilusión de poder. ¿La conclusión? Los padres debemos dejar de ser cómplices de su mala conducta, y permitirle experimentar las consecuencias de sus actos. Los resultados no son inmediatos, pues no estamos paliando la mala conducta (como cuando le compras un caramelo al niño para que no llore, en vez de mantenerte firme). Pero si eres constante, pronto observarás resultados.
El plan de acción
Si tu hijo tiene varios problemas de disciplina o está fuera de control, lo primero a considerar es cuántas reglas tienes para tu familia. A mayor número de reglas, menos probable es que tu hijo te escuche. Recuerda que el niño pequeño no responde a los sermones o recordatorios. Concéntrate en actuar y sigue este plan de disciplina en 10 pasos:
- Elabora una lista de conductas problemáticas. Observa al niño un par de días y anota las características de conducta negativa o molesta, pensando concretamente qué es lo que te gustaría cambiar.
- Establece prioridades. Algunos tipos de conducta requieren atención inmediata, como las que pueden dañar al niño o a los demás. Otras son tan molestas que no pueden ignorarse. Pero algunas conductas desagradables, como el negativismo típico de los 2 años, son normales y deben tolerarse.
- Anota las reglas relativas a las formas más importantes de mala conducta. Selecciona las reglas pensando en que habrás de ser constante en su implementación.
- Establece una respuesta para cada tipo de mala conducta. Las respuestas que dan mejores resultados son ignorar la mala conducta, redirigir al niño hacia una conducta apropiada o mandarlo a un “tiempo fuera”.
- Suspende el castigo físico. La mayoría de los niños que están fuera de control, ya de por sí son demasiado agresivos. El castigo físico les enseña que la agresión es una forma aceptable para resolver los problemas.
- Deja de gritar. Si gritas, el niño gritará de regreso. No legitimes estos duelos. Los gritos generalmente hacen que el desacuerdo escale, convirtiéndose en una batalla en que sólo una parte puede ganar. A largo plazo los niños responden mejor a un tono de voz placentero.
- No lo lleves a lugares públicos, hasta que muestre una conducta controlada dentro de casa. La mala conducta de los niños es más difícil de controlar en el cine o el supermercado.
- Descansa (de tu hijo) diariamente. Haz una cita semanal con tu pareja, o pide a alguien de confianza que se encargue del niño para que salgas a distraerte entre semana.
- Otorga más retroalimentación positiva. Los niños se motivan a portarse bien cuando desean complacer al adulto. Elogia, sonríe y abraza a tu hijo diariamente. Dale mayor atención cuando no la demande, especialmente si se está comportando bien. Si el niño recibe más criticas que comentarios positivos, necesitas reestablecer el equilibrio. Muchos expertos consideran que se requieren varios contactos positivos para contrarrestar uno negativo.
- Preserva la autoestima del niño. No discutas sus problemas de disciplina con otros adultos cuando él pueda escucharte. Sé cortés al corregirlo. En ocasiones, puedes comenzar diciendo: “Discúlpame, pero no puedo dejarte… (brincar sobre el sofá)”. No lo etiquetes como “malo”, “mal educado” o “grosero”. Si la consecuencia de su mala conducta fue un castigo, olvida las recriminaciones cuando éste termine.
Lineamientos para establecer reglas:
Estas ideas, descritas por el Dr. Barton D. Schmitt, en su libro “Your Child’s Health”, te ayudarán a establecer las reglas necesarias para mantener el orden en la familia:
- Inicia la disciplina desde que el bebé tenga 4 meses. A esta edad, puedes comenzar a establecer algunos límites. Si el bebé patea y se mueve durante el cambio de pañal, dificultando el proceso, di: “No. Ayuda a mamá a cambiarte el pañal”. Cuando los bebés comienzan a gatear, necesitan algunas reglas por su propia seguridad.
- Expresa una regla clara y concreta para cada tipo de mala conducta. Describir vagamente la mala conducta (“te estás portando mal”, “estás acelerado”), no es útil. Mientras más pequeño es el niño, más concreta debe ser la regla. Algunos ejemplos: “no me interrumpas cuando hablo por teléfono”, “no le pegues a tu hermano”.
- Menciona la conducta apropiada. Así el niño sabrá lo que se espera de él. Di: “mira tus libros mientras hablo por teléfono”, “juega con tu hermana”.
- Ignora la conducta irrelevante. Las críticas constantes son inefectivas. Conductas como mecer las piernas, los malos modales en la mesa o los berrinches normales no son importantes en los primeros años.
- Establece reglas justas y viables. Las reglas deben ser apropiadas para la edad del niño.
- Concéntrate inicialmente en dos o tres reglas. La prioridad deben ocuparla las reglas de seguridad, como no correr al cruzar la calle y también las reglas contra la conducta violenta, como pegar o dañar a otros niños, adultos o animales. Siguen las reglas en torno a la destrucción de objetos, y después las características de conducta molesta que ocasionan desgaste cotidiano en los padres.
- Evita tratar de ganar las luchas de poder por medio de castigo físico. Las luchas de poder generalmente se establecen en torno a conductas relativas al cuerpo del niño, por ejemplo: ensuciar su ropa interior, meterse el cabello a la boca, chuparse el dedo, no comer, no querer dormir. En estas situaciones los padres no pueden “ganar” hasta que el niño no decida interrumpir su conducta. Retírate del campo de batalla, y otorga refuerzos positivos (como galletitas o estampas) para premiar la buena conducta.
- Se constante. Una vez que los padres quedan de acuerdo en cuanto a las reglas, es buena idea anotarlas en un cartelón bien visible que colgarán en casa.