Curiosidad: motor de aprendizaje
Lo que mueve a bebés y niños a aprender es la curiosidad natural por lo que les rodea.
Desde que nace, el bebé empieza a enfocar su vista para ver y escuchar atentamente los sonidos de la voz de mamá y lo que sucede a su alderredor, aunque no comprenda del todo, lo que sucede. Se empieza a dar cuenta de que mueve su cabeza a voluntad para uno y otro lado, se puede chupar el dedo del pie y otras monadas, sin embargo es a partir del cuarto mes que puede observar el mundo desde otra perspectiva.
El descubrimiento de su cuerpo
Aproximadamente durante el cuarto mes de edad, el bebé comienza a descubrir su cuerpo y a comprender cómo funciona su entorno y es entre el sexto y séptimo mes que empieza a desarrollar la memoria. El interés en sus movimientos corporales como abrir y cerrar sus manos o mirarlas durante un rato, marca el inicio de su desarrollo cognitivo.
En esta etapa el bebé ha incrementado la capacidad de su visión y oído, además de que su capacidad de atención es mucho mayor y retiene cada vez más información sobre lo que ocurre a su alrededor.
Entre los 4 y 5 meses aproximadamente, el bebé descubre que toda causa tiene un efecto y por ejemplo, mueve su sonaja con su manita y ésta suena, o entiende que cada vez que llora sus papás acuden a su lado.
Cuando el bebé recibe respuesta positiva a una acción, la repite una y otra vez: Tira objetos y mamá los recoge un sin fin de veces. El bebé no lo hace por molestar a mamá sino porque refuerza el que su acción tiene una respuesta.
Entre los 5 y 6 meses aproximadamente, el bebé es consciente de sí y reacciona ante su imagen en el espejo. Quiere conocerlo todo y observa. Si se acerca una persona, tal vez le jale el cabello o con su manita estire la cara de quien está enfrente, en un afán de exploración.
El despertar de la memoria
Entre los 6-7 meses, el bebé aprende que las cosas existen aunque no pueda verlas todo el tiempo. En los meses anteriores, si sus papás escondían un juguete, el bebé se olvidaba rápidamente de él. Sólo existía lo que veía en cada momento. Ahora puede disfrutar del juego de esconder un objeto con una cobijita y buscarlo, por ejemplo. Cuando los papás se alejan del cuarto, el bebé sabe que regresarán. Tiene memoria.
Un indicador de su memoria es la reacción que tiene frente a extraños. Si éstos se acercan demasiado, se abrazan de mamá y voltean la cara.
Esta reacción suele sorprender a los padres porque veían hace poco tiempo que el bebé parecía cariñoso y feliz cuando otra persona le tomaba en brazos y con el paso del tiempo muestra desagrado. Esta nueva reacción no indica que el bebé se haya vuelto “malo” o “antipático”, es simplemente la señal de que su memoria es mejor: sabe quién pertenece o no a la familia.
Favorece el aprendizaje de tu bebé
El cerebro de tu bebé está preparado para el aprendizaje desde el mismo momento de nacer. Dispone de una amplia red de neuronas (las células nerviosas) que van madurando con rapidez.
Por repetición. Este es el aprendizaje más simple. A fuerza de ver un mismo rostro, éste empieza a ser familiar. Cuando se repiten rutinas, el bebé descubre que una cosa sigue a otra cuando se repite por ejemplo, que cuando llega su padre, van a tener juntos un rato de juego. Por eso el bebé repite sus juegos o sus movimientos una y otra vez.
Por ensayo y error. El bebé trata de tomar un objeto pero no puede y lo sigue intentando hasta que lo logra. Si esto ocurre, entonces lo repite. Cuando no lo logra, abandona el intento.
Lo que mueve al bebé hacia el aprendizaje es la curiosidad. Mientras explora, el bebé descubre aspectos importantes como su propio cuerpo, sensaciones, movimientos nuevos y más, así como cosas de su mundo como la textura de sus juguetes, mamila, sonidos que producen cosas al caer, sabores y reacciones de personas
Favorece el aprendizaje del bebé de forma positiva para que él aprenda cosas por sí mismo.
- Facilitando al bebé para que tenga éxito en sus intentos.
- Reforzando lo que el bebé aprende.
- Alentándolo a probar nuevas experiencias.
Por el contrario evita:
- Impedirle que pruebe actividades por temor a que pudiera lastimarse. Es importante permitirle probar vigilándolo.
- Interrumpirle cuando está ensayando.
- No darle la oportunidad de probar (aunque fracase).
- Darle cosas que pide. Es mejor que intente alcanzarlas él por lo menos en el primer intento.