Berrinches
Por: Sharon Rappoport
Los berrinches son quizá una de las conductas más frustrantes de los niños. Cuando se trata de bebés, resulta difícil comprender la intensidad de la explosión, lo que la detonó y lo que podemos hacer para calmarla. Cuando se trata de niños mayores de 2 ó 3 años, nos enoja creer que ya no deberían estar incurriendo en estas explosiones, tanto más molestas por el volumen y teatralidad. Por ello, es importante comprender el mecanismo del berrinche para manejarlo apropiadamente, y quizá, incluso, prevenirlo.
¿Qué es un berrinche?
Los berrinches son una forma de expresión del enojo, y en ocasiones funcionan como una herramienta para que bebés y niños obtengan lo que desean por parte del espectador, llámese padre, cuidadora o abuelo. Trata de enseñar al niño que los berrinches no funcionan, y que no te rendirás a ellos o cambiarás de opinión. Alrededor de los 3 años de edad, puedes comenzar a enseñarle a verbalizar sus sentimientos: “Estás enojado porque te quité la galleta”… Aunque el enojo es una emoción normal, es necesario enseñarle a canalizarlo de manera apropiada.
Desactivando la bomba…
La primer arma de prevención contra los berrinches es elogiar al niño en las ocasiones en que controle su temperamento, exprese verbalmente su enojo y se muestre cooperativo. Compórtate como un buen modelo de conducta procurando mantener la calma en situaciones cotidianas: no hagas “berrinches adultos”, como gritarle al conductor que se te cierra en la calle, o perder la paciencia (y el estilo) con la dependienta de la tienda. Los berrinches en los niños pequeños se caracterizan por el factor físico: es normal que el niño se tire al piso, grite y manotee. Evita tratar de detener un berrinche por medio de nalgadas. No solo es infructuoso, sino que le demuestras al niño que no tienes medios para controlarlo. No hay una forma única, ni receta para responder a todos los berrinches. Pero si puedes determinar su causa, podrás actuar de manera más adecuada:
Berrinches debidos a frustración o cansancio—Los niños hacen berrinches cuando se frustran consigo mismos. Quizá no pueden hacer embonar las piezas de un juguete o sus padres no entienden sus palabras. Los mayorcitos pueden frustrarse con su inhabilidad para hacer su tarea.
En esos momentos, el niño necesita de tu apoyo y comprensión. Rodéalo con un brazo y demuéstrale que lo entiendes: “Sé que es difícil, pero poco a poco lo harás mejor. ¿cómo te puedo ayudar?” Elógialo cuando persevere en una tarea. En ocasiones, estos berrinches se pueden prevenir alejando al niño de una tarea que todavía no puede dominar.
El cansancio provocado por la falta de sueño, el hambre o -como suele suceder después de una fiesta infantil- la actividad excesiva, contribuye a generar berrinches, ya que mina la tolerancia del niño a las frustraciones. Si sospechas de uno de estos factores, no prestes demasiada atención al berrinche y concéntrate en llevar al niño a descansar o darle algo de comer lo antes posible.
Berrinches que demandan atención
Ignóralos. Los niños pequeños generalmente hacen berrinches para obtener lo que quieren: un dulce antes de la comida, ir contigo en vez de quedarse en casa o vaciar el cajón de tu buró. Mientras el niño permanezca en un mismo lugar durante el berrinche, no pueda lastimarse y no moleste demasiado, puedes dejarlo solo. Si te das cuenta que determinado evento va a ser difícil de manejar para el niño, trata de dirigir su atención a otra parte. Pero una vez que el berrinche comienza, es casi imposible detenerlo, así que ni lo intentes. Aléjate, marchándote inclusive hacia otro cuarto, con lo que le quitarás al niño su audiencia. No hables ni intentes razonar con él, ello sólo empeorará el berrinche. Di: “Veo que estás muy enojado. Te dejará sólo hasta que te calmes. Avísame si quieres hablar”. No lo abraces mientras hace el berrinche, y de ninguna manera accedas a sus demandas. Después del berrinche, muéstrate amigable y trata de continuar con la rutina.
Berrinches como medio de escape
Llévalo a otro lugar. Si el niño no accede a una petición poco importante, como comerse un bocadillo o ponerse el suéter, no insistas, para evitar que comience un berrinche. Pero si lo que pides es importante, como acostarse a dormir o ir a la escuela, el niño no debe evitarlo por medio de un berrinche.
En ocasiones, dar un aviso 5 minutos antes es útil para prevenir el berrinche, en vez de pedirle que suspenda de inmediato lo que hacía. Una vez que un berrinche ha comenzado, permite que siga por 2 ó 3 minutos, y expresa su molestia con palabras: “Quieres jugar más, pero ya es hora de dormir”. Entonces llévalo a su cama, aunque tengas que cargarlo. Cambia la rutina normal para la hora de acostarse (cantar canciones o leer un libro), por acciones breves, como darle un beso, apagar la luz y acompañarlo unos minutos.
Berrinches molestos
Tiempo fuera. Algunos berrinches son demasiado escandalosos o agresivos para ser ignorados. En tales ocasiones, los niños necesitan que se len mande o lleve a sus cuartos por unos minutos. Si el berrinche ocurre en un lugar público, por consideración a los demás lleva a tu hijo contigo al auto o fuera de las instalaciones. Ejemplos de conductas molestas durante un berrinche son:
- Colgarse de ti o seguirte por toda la casa.
- Tirar objetos o dañarlos.
- Gritos prolongados o agudos.
- Berrinches en lugares públicos.
Berrinches dañinos o coléricos
Abrázalo. Si el niño está furioso y grita sin control, considera retenerlo con tus brazos. Su falta de control probablemente le asusta. Si está en peligro de dañarse (por ejemplo, tirándose hacia atrás violentamente), sostenlo en tus brazos. Dile que sabes que está enojado y ofrécele tu serenidad. Abrázalo durante unos minutos, hasta que los sientas relajarse, y luego déjalo ir. Esta técnica rara vez es necesaria después de los 3 años de edad. Utilízala solamente si el niño quiere que lo reconfortes, pero si te rechaza, dale espacio. Cuando el berrinche se extinga, abrázalo brevemente y reincorpóralo a la rutina familiar.
Puedes ignorarlos…
Los siguientes tipos de berrinches pueden ser ignorados, pues, aunque molestos para los padres, son poco trascendentes.
- Gritar y llorar para llamar la atención.
- Gimotear para llamar la atención (es la versión de berrinches del niño mayor).
- Exhibiciones de enojo menores, como azotar la puerta, sacar la lengua o hacer caras. Estas son formas en que tu hijo libera su enojo cuando se topa con una negativa de tu parte, y no merecen mayor atención.
- Pegar o patear el piso, pared o puerta. La única limitación es dañar la propiedad o los objetos en ella.
- Golpea su cabeza. Asume que no se hará daño, ya que a los niños no les gusta el dolor. Si suele perder el control a tal grado que se tira hacia atrás y se golpea la parte de atrás de la cabeza, como último recurso puedes vertirle encima un vaso de agua cuando comience con el berrinche y salir inmediatamente del cuarto. Si siempre corres y tratas de prevenir sus caídas, incrementará la frecuencia de los berrinches.
Fuente: “Your Child’s Health”, de Barton D. Schmidt, M.D.