Conductas que generan angustias en los padres
Por: Sharon Rapoport
Existen momentos en el desarrollo del niño que generan angustia e incluso pánico entre los padres, pues pueden confundirse con condiciones graves.
Estas conductas generalmente tienen un componente físico, pero también un elemento emocional.
Conocer sus verdaderos alcances, distinguir si se trata de un problema que requiere atención profesional y saber manejarlas, son los elementos más importantes para conservar la calma.
Niños que “se privan”
Decimos que un niño “se priva” cuando retiene la respiración hasta que sus labios adquieren un tono azuloso, generalmente como parte de un berrinche. En medicina, estos episodios se conocen también como “Retención Corta de la Respiración”. El espectáculo de un niño “privándose” es más de lo que la mayoría de los padres pueden soportar. El episodio puede deberse a un problema físico, pero también a una situación conductual, lo que ocasiona confusión en los padres.
- Los ataques son producidos por un evento que altera al niño, como una caída, frustración, enojo o miedo.
- Inician entre los 6 meses y 2 años de edad.
- No son dañinos, no causan epilepsia ni daño cerebral.
- Desaparecen entre los 4 y 5 años de edad.
- Ocurren mientras el niño está despierto (son distintos a la Muerte de Cuna o Muerte Súbita).
- Suelen confundirse con convulsiones y paros cardiacos.
Descripción del episodio
El niño da uno o dos gritos largos, luego contiene la respiración hasta que sus labios adquieren un tono azuloso, y en ocasiones se desvanecen entre 30 y 60 segundos. Una tercera parte de los niños presenta algunos movimientos espasmódicos. El episodio termina por sí solo, aunque los padres frecuentemente inician técnicas de resucitación y otras medidas innecesarias. Al terminar, el niño continúa respirando normalmente y en el transcurso de un minuto se le ve completamente alerta. Los ataques ocurren desde una o dos veces al día, hasta una o dos veces al mes.
¿Es normal?
Un 5% por ciento de los niños tiene un reflejo anormal que les permite contener la respiración hasta desvanecerse. Pero es tan común que los bebés contengan la respiración hasta ponerse azules al frustrarse (sin desvanecerse), que los pediatras no la consideran una situación anormal.
Llama a la ambulancia o al servicio de emergencias si…
- Cesa la respiración o el paso del aire por más de un minuto.
- Se trata de un menor de 6 meses de edad que se pone azul.
- El niño se pone pálido en vez de azul.
Llama al pediatra en horas de oficina si…
- El niño permaneció inconsciente por más de un minuto.
- Ocurrieron espasmos musculares durante el ataque.
- Ocurre más de un ataque por semana (con el objeto de prevenir que ocurra con mayor frecuencia).
- Tienes otras preguntas
En casa: ¿qué hacer?
Si el pediatra te da este diagnóstico, trata de mantener la calma cuando ocurra. Acuesta al niño en una superficie plana para incrementar el flujo de sangre al cerebro. Aplica una toalla mojada y fría sobre la frente del niño hasta que comience a respirar. Toma el tiempo de los ataques con un reloj con segundero. En estos casos, no es necesario comenzar técnicas de resucitación ni poner nada en la boca del niño. No sacudas al bebé, porque ello puede causar un sangrado dentro del cerebro.
Después del ataque. Abraza al niño y prosigue tu rutina normal. No le muestres que estás asustado. Si el ataque fue resultado de un berrinche, no cedas a sus demandas. El niño no debe obtener ningún tipo de recompensa por el ataque.
Prevención. La mayoría de los ataques provocados por caídas, sustos súbitos o enojo pueden prevenirse. Pero si el niño tiene ataques diarios, probablemente ha aprendido a detonarlos por sí mismo. Esto sucede si los padres corren y cargan al niño cada vez que comienza a llorar, o cuando cumplen sus deseos tan pronto termina el ataque. Evita este tipo de respuesta y el número de ataques disminuirá. Si a pesar de estos intentos, los ataques incrementan su frecuencia, llama a tu pediatra.
Niños que golpean su cabeza contra un objeto
- Hasta un 20% de los niños sanos se golpean la cabeza en alguna etapa.
- La conducta aparece en la segunda parte del primer año de vida y generalmente termina de manera espontánea alrededor de los 4 años de edad. Es más común en niños que en niñas.
- La conducta no es necesariamente señal de autismo. Las actividades motrices rítmicas son también parte de las conductas normales de bebés y niños pequeños.
- La conducta no afecta a su inteligencia ni coordinación.
- Generalmente el niño no se golpea con el objeto de lastimarse.
Descripción del episodio
El niño parece obligado a mover su cabeza de manera rítmica contra un objeto sólido como la pared o el costado de la cuna. En ocasiones mece todo su cuerpo. Muchos niños lo hacen cuando están somnolientos o enojados (en ocasiones como parte de un berrinche). Esta conducta puede durar varios minutos, y en ocasiones horas.
¿Por qué?
Los niños golpean su cabeza por distintas razones:
- La sobreestimulación y la falta de estimulación pueden ambas ocasionar la conducta. En el primer caso, el niño busca tranquilizarse a través del movimiento. En el segundo, intenta estimularse.
- Obtienen placer a través del movimiento rítmico.
- Como forma de liberar la tensión y prepararse para dormir.
- Para aliviar el dolor de una infección de oídos o de la erupción de los dientes.
- Como parte de un berrinche, al frustrarse, para llamar la atención. Mientras mayor sea la reacción de los adultos que le rodean, más frecuentemente incurrirá en la conducta.
Cómo saber si se trata de autismo:
Aunque generalmente no es el caso, la preocupación en torno al autismo está justificada, ya que golpearse la cabeza, girarla y mecer el cuerpo rítmicamente son conductas comunes en niños autistas. Sin embargo, un niño autista muestra inhabilidad para alcanzar los hitos de lenguaje y comunicación apropiados para cada edad, así como para relacionarse con los padres y otras personas. El autismo puede ser difícil de reconocer, pero una detección e intervención temprana son fundamentales. Acude religiosamente a las revisiones periódicas de acuerdo al programa sugerido por tu pediatra, y llámalo si notas conductas que salgan de lo ordinario.
Si el niño continúa golpeándose la cabeza después de los 3 años de edad (aunque ya haya sido descartado el autismo), llama al pediatra para que realice una evaluación más completa.
¿Qué hacer si sólo se trata de un problema conductual?
Para la mayoría de los niños, el hábito termina por sí solo. Puedes acelerar el proceso al reaccionar a la conducta sin hacer mayores aspavientos, o pretender que no la notas. Cuando notes que va a comenzar, puedes tratar de distraerlo con otra actividad. Si sospechas que el niño incurre en la conducta debido a sobreestimulación o falta de ella, o para liberar la tensión, busca formas positivas de suplementar la tranquilidad o estímulo que requiere. Puedes consultar con tu pediatra o con un experto en educación, cuáles son los métodos apropiados para hacerlo. Fuente: “Your Child’s Health”, Barton D. Shmidt, M.D.