¡A cuidar a los pequeños del sol!
El sol tiene muy mala fama actualmente y sí, hay razones para que la tenga. Pero empecemos por lo positivo.
- El sol nos pone de buenas: esa luz y el calor nos hacen sentir alegres. Es decir, combatimos la depresión.
- También se contribuye a la síntesis de la vitamina D y modula las funciones de la llamada “hormona del sueño”, la melatonina, por lo que dormimos mejor.
- El sol despierta las defensas de nuestra piel, así que por sí sólo genera fotoprotección natural.
- Por supuesto, también es importante para la vida en general, las cosechas la necesitan. ¿Y se acuerdan de aquello llamado fotosíntesis?
Pero, claro, la parte fea es cuando nos excedemos. Y el sol nos afecta de distintas formas dependiendo de la altitud, la humedad, la estación del año, la hora, y el lugar donde vivimos. Por eso, es importante cuidarnos todos los días, en ciudad, campo, bosque y en la playa, ya que siempre hay riesgo de tener algún tipo de rayo afectando a nuestra piel.
- Rayos UVB: nos dan un color rico y bronceado, pero también queman y a la larga, pueden causar cáncer de piel.
- Rayos UVA: estos van directamente a dañar las capas de la piel por lo que se produce un envejecimiento prematuro.
Es básico proteger a los niños porque en la infancia y adolescencia es cuando recibimos la mayor parte de sol.
Este tema es basto y delicado, así que por eso hicimos una entrevista a la dermatóloga Heidi Muñoz de laboratorios Genové para resolver muchas dudas. ¡Difunde esta importante información!