Poca frustración es buena
Cuando tu niño de pronto no acepta fácilmente que papá o mamá lo controlen y pareciera que se vuelve necio, en realidad está probando que puede manejar cosas por sí mismo…quiere reafirmarse…¡Está creciendo!
Generalmente en la etapa en que inicialmente quieren ser independientes los niños y manejar “su vida” todavía no entienden muchas cosas: no miden riesgos y su seguridad debe ser supervisada por los adultos, sean sus padres o quienes los cuidan.
Los esfuerzos por ser independientes les llevan muchas veces a episodios de frustración. Un poco de frustración es inevitable e incluso les ayuda en su desarrollo. Demasiada puede dañarles en su autoestima y retrasar su desarrollo.
Es muy fácil frustrar a un niño, ya que cualquier cosa que le haga sentir forzado lo puede traducir en un franco enfrentamiento: irse a dormir temprano, comer ciertos alimentos…La mejor manera de sobrellevar esta búsqueda de independencia es darle opciones para que se sienta dueño del control, siempre que sea posible. Darle órdenes con paciencia y mucho tacto. Por ejemplo: No apresurarlo para que se meta en el auto rápido, en cambio, decirle que “algo o alguien les espera en casa” y que tú vas a apurarte para llegar a verlo….
Respecto a la frustración entre los niños, son los papás los que deben intervenir y guardar la armonía, ya que por su corta edad, los niños no entienden de sentimientos heridos, por ejemplo, cuando quieren un mismo juguete, no pensarán en compartirlo, sino en tenerlo como propio. Con el tiempo aprenderán a hacerlo, entre tanto los padres deben dar un objeto a cada uno para evitar conflictos o simplemente distraerlos.
Un tipo de frustración para los niños es la causada por los mismos objetos con los que juega. Si un niño pretende unir un bloque plástico con otro que no tiene entrada para el primero, se frustrará, sin embargo aprenderá que no es compatible uno con otro y seguirá intentando. Si ves que se presentan varios intentos fallidos, es bueno intervenir para mostrarle que sí es posible. Sólo enséñale, no hagas las cosas por él.
Ayuda a los niños a sentirse grandes y fuertes. Proporciónales objetos a su escala, de manera que puedan manejarlos y no se sientan frustrados al querer manipularlos, cargarlos o moverlos.