¿FURIOSA?
Todos hemos sufrido momentos de enojo – esos instantes en los cuales nuestras reacciones impetuosas y furiosas ante los incidentes desafortunados de la vida hacen que nuestra presión sanguínea se eleve y que nuestros ánimos se enardezcan. Pero, ¿sabías que esas reacciones de enojo pueden aumentar el nivel de estrés y hacer que una situación mala empeore?
“El enojo puede ser destructivo, no sólo en el aspecto físico, sino también en el emocional”, dice Sara Sedivy, psicoterapeuta de la Clínica Mayo. “El enojo sin resolver nos lastima a nosotros y a los demás -aunque no sea intencionalmente”.
La buena noticia es que puedes modificar la forma en que expresas y reaccionas ante un enojo. Prueba los consejos de Sedivy para manejar los momentos de rabia.
- Pregúntate: “¿Me importará esto dentro de un mes? ¿En un año?”
- Visualiza cómo preferirías manejar el enojo de manera sana. Luego, ¡practica!
- Cambia tus expectativas.
- Aprende a reírte de ti mismo y de tus respuestas.
- Ocúpate en algún tipo de actividad física, como el ejercicio.
- Escucha música relajante.
- Escribe en un diario o haz una carta expresando tu enojo – ¡pero no la mandes!
- Pregúntate: “¿Realmente quiero darle a esta persona o situación tanto poder sobre mí?”
Toma medidas antes de que el momento de rabia te tome descuidado. Decídete a invertir tu energía en lo que puedes controlar, en lugar de intentar cambiar lo imposible de modificar.