¿A MORDIDAS?
Por: Montserrat Ferragut
Sin duda alguna, morder es una de los comportamientos que los padres sufren más. Patear y tirar cosas puede ser más peligrosos, pero morder, además de lastimar físicamente, lastima emocionalmente, aterrorizando a las víctimas pequeñas y enfureciendo a los adultos.
Los mordelones con frecuencia son excluidos de las guarderías, los grupos de juego o el Kinder, y a los padres los hacen sentir pésimo. Es entendible la frustración que sienten cuando los niños les entierran sus dientes o se los entierran a alguien más, sin embargo nunca se debe pensar en morderlos de regreso creyendo que esto evitará que sigan mordiendo, NO es la solución.
Los dientes y las uñas son herramientas naturales de todo mamífero joven, por lo que la reacción inicial de los niños es utilizarlos en cuanto se sienten amenazados o cuando sus necesidades no están siendo cubiertas. No entienden que morder (así como rasguñar o jalar el cabello) es inapropiado. Entonces cuando muerdan, aunque sea suavecito o de forma juguetona, inmediatamente comunícales con mucha claridad que es un comportamiento inaceptable e inapropiado. Si sus besos se vuelven un tanto agresivos por ejemplo, retíralos con firmeza y diles que eso no es aceptable. Están muy pequeños para explicaciones extensas de por qué es inapropiado morder, pero al señalárselos con límites claros, tanto físicos como verbales, le estás transmitiendo el mensaje fundamental.
Los padres deben asegurarse de no estarlos recompensando por morder, sin darte cuenta. Evita levantarlos después de un incidente, aunque su intención sea hacerles ver que es inapropiado. Podrían llegar a tomar la atención negativa como recompensa. Finalmente sigue siendo atención.
Castigarlos por este comportamiento no es muy recomendable, ya que no va a evitar que sigan mordiendo. De lo contrario, los castigos al causar mayor enojo, pueden empeorar la situación. Y aunque muchos padres tienen la tentación de morderlos de regreso “para que vean lo que se siente”, es una medida sin sentido y dolorosa. A esta edad, los niños no son capaces de ponerse en los zapatos de otra persona, por lo que no pueden comprender la relación entre lo que ellos hacen y lo que le están haciendo. Es más, la mayor parte de los aprendizajes sociales se adquieren a través de la imitación a los padres, por lo que morderla, además de causarle dolor, le estas dando un pésimo ejemplo.
El morder debe detenerse, pero no lo van a detener poniéndose a su nivel. Los comportamientos agresivos se detienen cuando los adultos los detienen. Entonces, de inmediato remueve los dientes de tu hija/hijo de su víctima, muestra preocupación por el bienestar de la víctima, reconoce las emociones de ambos y conforme se desarrolle su capacidad verbal, ayúdales a negociar con palabras, en lugar de otros medios agresivos. Puedes decirle: “Si quieres algo, pídelo, sin morder, pegar o rasguñar… utiliza palabras”.