La guardería: placer o pesar
Por: Montserrat Ferragut
Si al llevar a tu pequeño a la guardería llora y se resiste a que lo dejes y no quiere quedare porque tú no estás con él, sin embargo las maestras y cuidadoras te reportan que en el recreo juega con sus compañeros, evita tener confrontaciones y una mala relación con él.
La base para poder llevar una buena relación con tu hija es la comunicación. Muchas veces creemos que nos estamos comunicando, pero no logramos transmitir el mensaje apropiadamente y los resultados son muy distintos a lo que se esperaba.
Un libro muy recomendado, en donde se te ofrecen herramientas claves de comunicación es: “Cómo hablar para que sus hijos le escuchen y cómo escuchar para que sus hijos le hablen” de Adele Faber e Elaine Mazlish.
Es un buen indicativo que las maestras reporten que durante el día tu preescolar se la pasa muy bien. Por lo menos puedes descartar la posibilidad de que algo inapropiado esté ocurriendo en la escuela.
Con esta información puedes entonces observar si crees que algo pueda estar pasando en casa y también debes de tener presente el momento de desarrollo de tu hija en el que está experimentando separarse de ti e irse independizando. Este proceso puede tomar su tiempo y aunque al principio se separó fácilmente, es normal que presente pequeños retrocesos.
Además de leer el libro que recomiendamos para mejorar tu comunicación, permítele expresar sus sentimientos y ofrécele seguridad tanto verbal como no verbal.
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- Verbalmente sería reafirmando el hecho de que va a ir a la guardería, el periodo de tiempo que va a pasar ahí, las posibles actividades que va a realizar y la hora en la que la vas a recoger a la guardería. Aunque no maneje el concepto real del tiempo, se lo puedes explicar a través de las actividades en las que va a participar. Por ejemplo: Cuando salga el sol nos preparamos para ir a la guardería, vas a hacer “x” o “y” actividad y después de tu siesta llego por ti.
- Por otra parte puedes ofrecerle esta seguridad de forma no verbal constantemente a través de tu cercanía física demostrándole tu afecto. Por ejemplo con abrazos, caricias, sonrisas, y apapachos.