Amor y disciplina: estilo permisivo o autoritario
Muchos padres, nacidos entre los 60´s y 80´s fueron educados bajo un régimen autoritario y ahora ellos, tratando de evitar esa misma educación en sus hijos se van al estilo permisivo, creando verdaderos tiranos y pequeños sin límites que en ocasiones presentan dificultad para relacionarse.
En la actualidad, en muchas familias, mamá y papá pasan mucho tiempo fuera de casa, y son criados por los abuelos, nanas o alguien más, por lo que al tener poco involucramiento con sus hijos en ocasiones tienden a hacer compensaciones materiales.
Ahora bien, cada cabeza es un mundo, pero todos vivimos en el mismo…
Los estilos
Un estilo educativo se puede definir como la forma regular de actuar de los padres ante sus hijos, de interactuar con ellos en las situaciones cotidianas, con el fin de enseñarles y prepararles para el mundo en el que vivimos.
El estilo educativo depende en gran medida del carácter que tiene el padre o madre, pero también hay otros factores que influyen en el mismo como cuando un adulto interpreta las conductas de los niños, ya que no es lo mismo considerar una travesura como algo habitual y tolerable, que considerarla como un desafío a la autoridad de los padres o, que dependiendo del día y “mood” en el que esté papá o mamá, será la consecuencia ante diferentes faltas.
Existen 4 tipos de estilos educativos
Indiferente o negligente
Se implican muy poco en la educación y crianza de los hijos, así como suelen ser fríos y distantes con ellos, presentando una nula sensibilidad hacia las necesidades de los hijos y desarrollando ausencia de normas, o en algunos casos sometiendo a sus hijos a difíciles castigos, provocando así una escasa y pobre comunicación con ellos.
Autoritario
Existe un excesivo control de los padres sobre sus hijos. El típico… “porque lo digo yo”. Se maneja una afirmación del poder, además de que como en el estilo indiferente se presenta una escasa y pobre comunicación con sus hijos, o incluso no saben cómo hablar con ellos, y cuando la comunicación se da sirve para ejercer mayor control sobre ellos.
Por lo general son padres poco afectuosos y ejercen alta presión sobre sus hijos, así como exigen que cumplan responsabilidades. Algunas veces se les sobreprotege sin dejar que ellos mismos experimenten por sí mismos y, en ocasiones, valoran a sus hijos exclusivamente de acuerdo a los resultados que obtengan, en ocasiones pretenden decidir no sólo la forma de vida familiar, sino las actividades, a qué se dedicarán al ser más grandes, qué amistades les convienen e increíblemente, en algunos casos, hasta sus parejas futuras.
Por lo tanto, hijos de padres estilo autoritario, serán niños que no platican, tienen miedo a la manipulación y represalias, así como también serán obedientes, pero dependientes, poco alegres o espontáneos, con baja autoestima, vulnerables a la tensión y fácilmente irritables.
Permisivo
Estos padres tienen control escaso o casi inexistente sobre sus hijos, tienen una buena comunicación con sus ellos y en algunos casos un tanto excesiva. Tratan a sus hijos como iguales, y le pueden llegar a hacer confesiones inadecuadas a su edad y su capacidad de razonamiento. Pueden ser afectuosos y no plantean a sus hijos tareas acordes a su edad, así como tampoco les deslindan responsabilidades que pueden ir asumiendo con el tiempo.
En casos así, estaremos frente a niños con problemas para interrelacionarse socialmente, no cumplen normas de comportamiento y son poco persistentes y descontrolados. Presentarán también, dificultad de autocontrol y responsabilidad, teniendo un pobre sistema moral o normativo. Pueden ser niños alegres pero que, a la larga, la falta de control y límites, generará baja autoestima, así como frustración de enfrentarse a tareas o actividades que sobrepasan sus capacidades.
Así, podemos encontrarnos con adolescentes difíciles, que transgreden las normas sociales y están en búsqueda de límites externos.
Democrático
Estos padres ejercen el control de una manera flexible, dan explicaciones a sus hijos de acuerdo a su edad y son afectuosos, pidiendo a sus hijos asumir responsabilidades también que corresponden a su edad y capacidades. La comunicación entre ellos es buena y son padres preocupados y ocupados, que ayudan a sus hijos, guiándolos y orientándolos a la toma de decisiones, respetando su identidad y que sean ellos mismos quienes tomen decisiones y asuman las consecuencias de las mismas.
Pequeños con padres en este estilo, tendrán buenos niveles de autocontrol y autoestima, tendrán la capacidad y competencia de persistir en tareas, presentando habilidades, actitudes y valores para sus relaciones personales. Son niños independientes y al mismo tiempo cariñosos.
Para tomar en cuenta
Recordemos entonces que, lo que define nuestro estilo educativo es la forma que tenemos de ejercer la autoridad ante nuestros hijos, así como nuestra forma de resolver conflictos o tomar decisiones.
El estilo que como padres utilicemos con nuestros hijos, condicionará la manera de ser de ellos y su forma de relacionarse con los demás, así como su ajuste socioemocional, sumamente importante para su seguridad, autoestima, y relaciones sociales, por ello es fundamental definir una estrategia adecuada a las necesidades de nuestros hijos.
No es fácil, pero es necesario encontrar el equilibrio, dar amor a nuestros hijos no significa dejar de poner límites, ni exagerar el control, el amor es también la disciplina y estructura que logrará que ellos adquieran una personalidad en la que alcancen sus sueños, sus metas, y también toleren la frustración cuando no las alcanzan
Ahora bien, ¿qué estilo educativo manejas? Recuerda que las características de cada uno generarán consecuencias de los mismos en tus pequeños y si identificas al que perteneces y te planteas un cambio en la forma de educar a tus hijos, siempre es bueno que vayas a un psicólogo o especialista, quien te dará las pautas oportunas y los ejemplos concretos para que emprendas el cambio de la mejor forma.
¡Mi hijo no me hace caso! | Bebemomentum
abril 25, 2019 @ 10:55 am
[…] sí podemos transitar por esa etapa en la que “mi hijo no me hace caso”. Recuerda que hay maneras amorosas de imponer disciplina, no las […]