Reconoce los sentimientos
¿Qué es un sentimiento?
Un sentimiento es una respuesta emocional interior frente a diferentes estímulos, como pensamientos, recuerdos, vivencias, deseos, etc. Cada sentimiento es espontáneo, y no es posible dominarlo desde su origen por la voluntad. Todos experimentamos una sensación o estado afectivo (emociones, deseos, anhelos) por causas externas o internas, ya que el sentimiento nace de la individualidad. Los sentimientos pueden ser momentáneos o duraderos, profundos o superficiales, y orientados hacia el pasado, presente y futuro, lo importante es aprender a reconocerlos.
Sentir, reconocer y expresar
Los seres humanos nos relacionamos con el mundo a través de pensamientos, acciones o conductas y sentimientos. Desde el vientre somos seres sensibles, pero desafortunadamente, nuestra cultura y nuestra forma de educar ha provocado que escondamos lo que sentimos y que, en consecuencia, no enseñemos a nuestros hijos a reconocer sus sentimientos y tampoco a expresarlos. Si observamos nuestra manera de relacionarnos, podemos ver que empleamos mucho tiempo y esfuerzo tratando de ignorar o negar nuestros propios sentimientos y muchas veces hacemos lo mismo con los demás. Cuántas veces no hemos visto a una mamá que niega lo que su hijo está sintiendo al decirle: “No llores” o “No te enojes”… e indudablemente los niños se frustran porque no sabemos entenderlos.
Una de nuestras metas es lograr que los hijos se sientan comprendidos, no que nieguen sus sentimientos y los escondan, pero, si ni nosotros mismos sabemos reconocer y nombrar nuestros propios sentimientos, tampoco podremos manejarlos ni darles el ejemplo correcto en cuanto al manejo de emociones.
Muchas veces, en nuestra sociedad la expresión de sentimientos se considera como una debilidad. Pero vamos por partes. El primer paso para tener control sobre nuestras emociones es reconocer nuestros sentimientos, y me refiero a todos ellos, no solo los más evidentes como puede ser el enojo o la tristeza. Y para ello hay que saber nombrarlos, es decir, aprender a darle un nombre a cada sentimiento, para poder situarnos. Muchas veces, al sentir algo fuerte, como puede ser odio, venganza, envidia…no queremos reconocer que estamos experimentando esos estados, ya que casi inmediatamente, surge en nosotros un sentimiento de culpa o vergüenza. Es un hecho que no podemos controlar nuestros sentimientos negándolos, ya que acabaríamos siendo controlados por ellos.
Y el segundo paso es permitirnos expresar los sentimientos. Al hablar de expresión, no solo me refiero a la expresión propia de tus sentimientos, sino que, cuando estés conviviendo con otros, puedas reconocer sus sentimientos y tratar de ayudar a que los expresen, para así lograr una comunicación real y profunda. Siempre trata de expresar lo que sientes de forma directa, hablando de las cosas que te suceden en el tiempo en el que suceden. Por ejemplo: “Siento” o “Me siento”…“Todos los sentimientos pueden aceptarse, ciertas acciones deben restringirse”
Hay que saber que todo sentimiento es natural y en nosotros existen todo tipo de sentimientos, sean evidentes o internos, leves o fuertes. Pero ante un estímulo, el manejo adecuado no es ir directo a la acción, sino entrar en contacto con uno mismo y entender tus sentimientos, para luego poder sacarlos a través de la expresión de nuestras emociones.
Entonces, lo que debemos hacer antes que nada, es aceptar los sentimientos y reflexionar sobre ellos, lo que permite que vayamos modificándolos, en lugar, de que ellos nos dominen a nosotros. En el momento en que reconoces un sentimiento, y lo aceptas, te estás adueñando de él y aprendes a manejarlo. En cambio, cuando un sentimiento no se expresa, de una u otra manera, se actúa. Y ahí es cuando las reacciones se vuelven desproporcionadas y surgen los gritos, los insultos y hasta los golpes.
De cualquier forma, es necesario aceptar que hay ciertas acciones que se deben evitar, ya que en las relaciones humanas lo que funciona es hablar con la verdad y expresarse claramente, que simplemente reaccionar.
Si, por ejemplo, te encuentras muy enojado porque alguien en la oficina perdió unos documento importantes para ti, no lo vas a insultar, ni le vas a gritar; deberás hablar con esa persona y expresarle tu enojo, pero hasta ahí. Y la misma regla se aplica en el hogar. Si tu hijo se molestó con su hermana porque le quitó su paleta, no vas a permitir que la golpee o que aviente algún objeto contra la ventana para desahogarse; habrá que explicarle que se vale estar enojado y que entiendes su enojo, pero que la forma de arreglar el problema no es lastimando a otros ni dañando las cosas de la casa, sino expresando lo que siente y explicando qué fue lo que lo hizo enojar para que no vuelva a suceder.
Así que la acción se evita aceptando y reconociendo el sentimiento. Por ello, lo importante es reconocer lo que sientes, reflexionar al respecto y elegir qué puedes expresar o de qué forma puedes hacerlo. El contacto contigo mismo y con tus sentimientos te da conciencia y claridad. Recuerda que los sentimientos nos dan información fundamental sobre lo que somos y necesitamos, ya que detrás de todo sentimiento siempre hay una necesidad. Los sentimientos son señales de que algo requiere ser revisado.
Cuando descubres y manejas lo que sientes, te haces responsable y hablas desde ti, desde tu interior. Date la oportunidad de reconocer lo que sientes y sobre todo de expresarlo.